Enviar por email

tu nombre: email destino: mensaje:
Nombre de Usuario: Email: Contraseña: Confirmar Contraseña:
Entra con
Confirmando registro ...

Edita tu perfil:

Usuario:
País: Población: Provincia:
Género: Cumpleaños:
Email: Web:
Como te describes:
Contraseña: Nueva contraseña: Repite contraseña:

viernes, 6 de octubre de 2017

Skate a lo caribeño

Por Lissette Noemi

Rodillas remelladas, golpes, moretones y hasta una que otra factura son algunas de las cartas de presentación de quienes gustan del Skaterboarding o skate. Práctica que, como muchas otras, engrosa la lista de deportes extremos. En Cuba no son pocos los aficionados a esta práctica que guarda estrecha relación con la cultura callejera. Barandas de escaleras, escalones, muros, bancos y parques son el principal escenario para los trucos de estos noveles que no sobrepasan en su mayoria los 25 años. Sitios como el habanero parque G, la “Fuente de la Juventud” en las intersecciones de Primera y Paseo, o el patinódromo de La Ciudad Deportiva son puntos neurálgicos donde confluyen estos muchachos para perfeccionar sus técnicas, esas que, indiscutiblemente, desafían las leyes de Newton. El "street" o calle, y el "vert" o rampa son las dos modalidades más conocidas del Skate. Sin embargo, es en la primera donde convergen más aficionados, adeptos que encuentran en espacios públicos, un reto a los niveles de adrenalina que tienden a bajar ante los regaños de policías y vecinos.

Igual que una obra de teatro u otra actividad artística, los deportes extremos en Cuba son un verdadero ejercicio en progreso. Su desarrollo y desenlace están sujetos a miles de modificaciones que dependen en gran medida de personas que no están implicadas en el proceso de realización. De ahí que los que deciden la institucionalización de este deporte vienen a ser ese público pasivo que solo mira, censura y no aporta nada. En tanto, sus practicantes constituyen los actores que cada día se ejercitan, ensayan y perfeccionan para ese público que en cada puesta en escena solo crítica. “El paquete” y uno que otro vídeo bajado de Internet, son las principales vías por las cuales se actualizan de las últimas tendencias de la práctica a nivel mundial los seguidores cubanos

 Skate en Cuba: Un work in progress?

No obstante y a pesar del interés mostrado por los amantes del skate en la isla, la principal problemática real a la que se afrontan estos chicos es la inexistencia de un respaldo tanto institucional y social por parte de entidades como el Instituto Cubano de Deporte y Recreación (INDER) Muchos de estos jóvenes nos comentan de la existencia de personas y empresas extranjeras interesadas en fortalecer el movimiento en la isla e incluso el intento por parte de inversionistas de encontrar con dirigentes del INDER un punto donde medie el ánimo e interés por construir skatepark´s y desarrollar con condiciones el deporte en Cuba.

Mas nada aún. La escucha y concreción de respuestas se torna -a pesar del constante reclamo, presión e insistencia de los jóvenes- más retorcida y dilatante que “La metamorfosis de Kafka”. Ante la ausencia de marcas que respalden la práctica y los artículos- bastante encarecidos para la economía cubana- tal parecería que el skater está condenado al nicho de los deportes extremos en Cuba. Un presupuesto medio de 30 CUC que se traduce en casi 1000 pesos en moneda nacional, es el presupuesto mínimo de quien se inicia en el deporte y pretende al menos adquirir una patineta en buen estado. No obstante ejes, rodamientos, ruedas, lijas, rodilleras y cascos suenan aun utópicos para los skater cubanos quienes meramente con las ganas de hacer se mantienen encima de la tabla, absteniéndose al sueño de algún día poder profesionalizarse.

A pesar de la oposición y el rechazo que reciben de muchos sectores de la sociedad, estos muchachos no solo se han apropiado de un espacio físico sino que también lo han transformado. La consolidación del skate como un deporte callejero dentro de la sociedad cubana supondría un llamado de atención para quienes ni siquiera valoran su existencia. Esos que, a pesar de ir a cada puesta en escena y opinar al respecto, no cuentan con la más mínima vena artística para apreciar y criticar constructivamente este Work in Progress del deporte cubano.