"Stop" al Sahara
Salvar el mundo comienza en el Sahara, allí donde el planeta tiene la tierra más “estéril”. Y no es imposible. Hace una década viene dejándolo claro un ambicioso e histórico proyecto que ya tiene resultados palpables y “verdes” que mostrar. Iniciativa ecológica le llaman algunos, podríamos decir simplemente que es hacer lo que se tiene que hacer en un mundo que corre contra el cronómetro del cambio climático y no parece estar llevando la ventaja.
Por ello resulta alentador que países muy implicados en revertir este proceso, como Senegal, estén sacando a delante con constancia la determinación de, a partir de una inversión de aproximadamente 7000 millones de euros, mitigar los efectos del eminente cambio climático e ir más allá; a lograr evitar la desertificación acelerada de tierras, de las que además dependen para vivir millones de agricultores locales que en esta actividad tienen su sustento cotidiano.
La quimera, que ya se ha logrado comenzar a materializar, lleva el nombre de la Gran Muralla Verde; una vasta masa de árboles que aspira a tener una extensión de 8000 kilómetros de largo, 15 kilómetros de ancho y pretende atravesar unos 14 países africanos a lo largo de todo el conocido continente negro.
Millones de árboles deberán ser plantados, ya lo están siendo, y entre las especies se han elegido las acacias, pues esta tipología de árbol es mucho más resistente a eventos extremos como la sequía y la sombra que proporciona ahorra considerablemente el uso del agua en las labores agrícolas.
Darle vida a este gigante “corredor verde” permitirá además que los pozos se recarguen, y con ello estará contribuyendo también a evitar que el progresivo recalentamiento de la Tierra haga que siga creciendo el número de zonas estériles, lo cual obliga cada año a millones de personas a desplazarse y abandonar estas regiones debido, sobre todo, a la falta de alimentos para sobrevivir.
Cercar el desierto del Sahara, el más grande del planeta, con millones de árboles, en un intento de barrera que nos proteja del avance de esa nada que son las secas arenas, es el sueño de 14 países. Pero debería ser el sueño de más porque el cambio climático ya llegó. Cuando tocó la puerta para avisar no hicimos mucho caso; y ahora el futuro está comprometido con cuánto verde podamos salvar.
