Temer se libra por tercera vez
El presidente del Gobierno de Brasil, Michel Temer, ha vuelto a salir airoso de una nueva demanda por corrupción. En esta ocasión, Temer ha conseguido el apoyo de 172 votos contra los 157 diputados del Congreso que decían sí a que la demanda presentada por el fiscal general para sentar al presidente en el banquillo del Tribunal Supremo saliese adelante. Es la tercera ocasión en la que Temer se libra de las denuncias presentadas contra él por corrupción, demostrando así la influencia del Gobierno de Brasil para poner límites a las investigaciones de este tipo así como su autoridad también en la justicia.
El Congreso brasileño ha perdido la oportunidad para sembrar justicia en el país. La diferencia ha sido escasa pero suficiente para que, de nuevo, el presidente del país sudamericano, Michel Temer, eluda dar explicaciones en los tribunales sobre sus presuntas actividades delictivas enfocadas en la corrupción. Con 172 votos a favor del no a la demanda presentada por el fiscal general y que podría haber hecho que Temer se sentase en el banquillo del Tribunal Supremo, la corrupción y la influencia de poderes ha vuelto a imponerse en Brasil. Los 157 votos a favor de que el presidente brasileño diese explicaciones no han sido suficientes para conseguirlo.
Hasta en tres ocasiones se han tramitado denuncias contra él por graves delitos de corrupción en los que Temer ha salido ileso en todos los casos. Fue el Tribunal Superior Electoral el encargado de salvar al presidente sudamericano la primera vez. Y, para nada, fue casualidad. El mismo magistrado que preside de dicho tribunal es quien, sin esconderlo, hace las veces de consejero para Temer. Una salvación a la que le siguió una segunda, de mano de la Cámara de Diputas, y, ahora, esta tercera.
Parece no haber fin para el poder del Gobierno de Brasil quien campa a sus anchas también en el terreno jurídico y donde se protegen bajo su condición privilegiada de solo poder ser juzgados por el Tribunal Supremo donde, además de ir más lento, tienen consejeros y conocidos con los que contar para frenar las investigaciones sobre las acusaciones, que no son pocas. Y es que ninguno de los más íntimos colaboradores del presidente brasileño está libre de cargos de gran calado. Aunque, por suerte para Temer, por su condición de presidente tiene el privilegio de no poder ser juzgado por los actos que hubiese cometido de manera anterior a su cargo. Además, para que una demanda por delitos que haya cometido durante su presidencia salga adelante necesitaría dos tercios de la Cámara.
