Acuerdos de paz en Colombia: un año a medias tintas
Colombia celebra hoy el primer aniversario de los Acuerdos de Paz de La Habana entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de ese país (FARC-EP). Sin embargo, la conmemoración no arriba en un ambiente de absoluta paz y cordialidad. Pactos incumplidos y promesas pendientes matizan el ambiente entre ambas coaliciones.
Es por ello que el presidente Juan Manuel Santos y el jefe del ahora partido de izquierda, Rodrigo Londoño, volvieron al Teatro Colón de Bogotá, donde un año atrás firmaron el acuerdo. Londoño ha solicitado a Santos una reunión urgente para tratar los “incumplimientos” que le achaca al Estado en la implementación del acuerdo negociado durante cuatro años en La Habana y que sobrevivió al rechazo en un referendum. “Vientos de temporal soplan sobre el proceso de paz colombiano y consideramos urgente hallarles salidas razonables”, ha señalado Londoño en una carta abierta a Santos.
Con menos euforia y entusiasmo que un año atrás, el mandatario y el exjefe guerrillero se han dado cita en un acto conmemorativo organizado por diversos colectivos sociales. Santos, quien abandonará el puesto presidencial en agosto de 2018, entendió la dureza de las circunstancias: “Yo dije desde el comienzo que este proceso iba a ser muy difícil, y que seguramente habrán críticas de un lado y del otro”.
El 15 de agosto pasado, las FARC entregaron a la ONU sus fusiles, cerca de 7 mil hombres y mujeres dejaron de combatir. Como consecuencia del pacto, las 3 mil muertes anuales víctimas del conflicto se redujeron a apenas 78, de acuerdo con las cifras oficiales. Incluso sus propias siglas de guerra adquirieron un nuevo significado: Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC). Es este el nombre del partido con el que se postularán a los comicios legislativos y presidenciales de 2018.
Y aunque su índice de popularidad no es el más alto, según GALLUP tiene cerca de un 79% de rechazo de los electores; el compromiso de La Habana les garantiza 10 curules en el Parlamento, por dos períodos de cuatro años.
Entre los acuerdos aún sin cumplir, sobre los cuales dialogarán Santos y Londoño se encuentran reformas rurales y políticas. Así mismo, preocupa la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que juzgará los crímenes atroces cometidos durante el conflicto. El Congreso, de mayoría oficialista, aún no ha reglamentado el sistema bajo el cual guerrilleros y militares podrán recibir penas alternativas a la cárcel si confiesan sus delitos, reparan a las víctimas y se comprometan a nunca más ejercer la violencia.
Las FARC han denunciado modificaciones esenciales en el pacto. Unos 23 exguerrilleros y 11 familiares de integrantes de los exguerrilleros han sido asesinados desde que se firmó la paz. Actualmente el gobierno de Santos negocia un acuerdo de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la última guerrilla reconocida.
