Enviar por email

tu nombre: email destino: mensaje:
Nombre de Usuario: Email: Contraseña: Confirmar Contraseña:
Entra con
Confirmando registro ...

Edita tu perfil:

Usuario:
País: Población: Provincia:
Género: Cumpleaños:
Email: Web:
Como te describes:
Contraseña: Nueva contraseña: Repite contraseña:

jueves, 23 de noviembre de 2017

Asgardia, más allá de los límites

Por Jacky

La nación espacial, llamada Asgardia, nombre de la ciudad celestial en la mitología nórdica, tiene como objetivo crear un nuevo marco legal para la explotación pacífica del espacio, sin el control de las naciones terrestres. Sin embargo, la idea aún no ha sido aprobada por la ONU. Por lo pronto, ya tiene territorio: un Cubesat, un microsatélite del tamaño de una barra de pan.

La expansión y colonización es lo que ha movido y marcado el desarrollo del mundo. Estas características llevaron también a las ansias de explorar y, de ser posible, asentarnos en el espacio exterior. Aún tema de producciones de ciencia ficción, parece que la ciencia nos está acercando un paso más a estas posibilidades.

Se trata en este caso de un ambicioso proyecto que tiene como fin crear una nueva sociedad pacífica en el espacio exterior. Por muy asombroso que pueda parecer, el pasado domingo 12 un grupo de científicos lanzaron al espacio el Asgardia-1 desde la instalación de vuelo de Wallops en Virginia, Estados Unidos, a bordo de una nave ATK Cygnus, un vehículo de carga comercial de la NASA.

El satélite alcanzó el martes la Estación Espacial Internacional (ISS), ubicada a unos 400 km sobre nuestro planeta. La operación fue supervisada por el actual jefe de la nación, Igor Ashurbeyli, ingeniero espacial ruso fundador del Centro de Investigación Aeroespacial Internacional (AIRC) en Viena.

La nación espacial, llamada Asgardia, nombre de la ciudad celestial en la mitología nórdica, tiene como objetivo crear un nuevo marco legal para la explotación pacífica del espacio, sin el control de las naciones terrestres. Sin embargo, la idea aún no ha sido aprobada por la ONU. Por lo pronto, ya tiene territorio: un Cubesat, un microsatélite del tamaño de una barra de pan.

Aunque por su tamaño Asgardia no ofrece la posibilidad de llevar ningún habitante potencial, el satélite contiene una serie de datos de 18 mil ciudadanos asgardianos, como fotografías familiares, además de representaciones digitales de la bandera, el escudo de armas y la constitución que regirán en la nación espacial.

Por el momento, restan unas semanas para que el satélite se separe de la plataforma espacial y sea liberado en su propia órbita independiente, en la cual permanecerá entre 5 y 18 meses, periodo que corresponde a la vida útil típica de este tipo de satélites. Aunque parezca corto tiempo por ahora su objetivo principal está satisfecho, y es que los desarrolladores del proyecto buscaban con su lanzamiento que dejara de ser virtual, asegurándole un territorio soberano definido y así su admisión a la ONU.

Por ahora, además de los elementos mencionados anteriormente, también cuenta con una criptomoneda llamada Solar, registrada en la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea.

Además, los desarrolladores de la nación señalaron que la formación del gobierno ya está en marcha. Según lo previsto, lo primero a celebrarse serán las elecciones parlamentarias, en las que podrán participar cualquiera de los 114 500 asgardianos que hay inscritos actualmente y que vienen de más de 200 países del mundo.

Para aquellos interesados en formar parte de esta nueva sociedad, la ciudadanía puede hacerse en el sitio web del proyecto y los únicos requisitos son ser mayor de 18 años y no tener cargos penales pendientes. La nación de Asgardia fue fundada el 2016 con el objetivo de proporcionar una «sociedad pacífica», brindar un acceso más fácil a las tecnologías espaciales y proteger la Tierra de amenazas del espacio exterior como asteroides, tormentas solares y la basura espacial.

La idea de los desarrolladores es construir plataformas habitables en órbitas terrestres bajas, entre unos 160 y 320 kilómetros de altitud, a las que los ciudadanos se piensa que llegarán en menos de una década.