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miércoles, 1 de noviembre de 2017

El cifrado, un gran problema para el FBI

Por Mgo87

El Buró Federal de Investigaciones​ (FBI por sus siglas en inglés), la principal rama de investigación criminal del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, actualmente enfrenta un gran problema en el desempeño de sus funciones. La agencia vuelve a insistir, una vez más, que el cifrado en dispositivos móviles entorpece muchísimo sus investigaciones, lo que a su vez constituye un problema de seguridad nacional, y ya sabemos lo importante que resulta para el gobierno estadounidense los asuntos vinculados con la seguridad del país. El FBI sigue adelante con su campaña para convencer a la opinión pública, y de paso a los legisladores estadounidenses, sobre la existencia de un problema que debe ser solucionado.

El actual director del Buró, Christopher Wray, reconoció recientemente que hasta el momento tienen alrededor de 7.000 celulares a los que no han podido acceder, lo cual afecta el desarrollo de muchas de las investigaciones, que por esta causa se encuentran detenidas. Según Wray, los smartphones se han convertido en piezas clave en las pesquisas del FBI, pues desde los dispositivos móviles se planifican muchos de los crímenes que ocurren tanto en el país como fuera de sus fronteras. Por esta razón, el que un smartphone posea la información cifrada y cuente con filtros de seguridad, dificulta el trabajo de la agencia cada día más, provocando que el riesgo de un ataque esté más presente que nunca.

Uno de los casos que más acaparó la atención de los medios y la ciudadanía ocurrió en el pasado año. Fue la batalla de Apple contra el FBI, donde la agencia exigía el desbloqueo de un iPhone 5c propiedad de uno de los autores del tiroteo en San Bernardino, en diciembre de 2015. El caso tomó mayores dimensiones cuando la compañía tecnológica se negó a colaborar con el FBI. En marzo de 2016, el Buró anunciaba que había accedido al iPhone sin la ayuda de Apple. Y fue hasta hace poco que se conoció que el FBI logró el desbloqueo de este equipo pagando 900.000 dólares para comprar una herramienta desarrollada por un tercero, dinero que salió de los contribuyentes y que al respecto ha abierto un nuevo debate en Estados Unidos.

Desde entonces, tanto Apple como la gran mayoría de las compañías tecnológicas, se niegan a tener "puertas traseras" en sus plataformas o ceder el acceso a las autoridades a la información de sus usuarios. Ante tal situación, el entonces director del FBI, James Comey, comenzó a impulsar una ley que le otorgue a la agencia la posibilidad de acceder a cualquier teléfono o dispositivo electrónico cuando se trata de investigaciones relacionadas con la seguridad nacional, propuesta que continua siendo estudiada en el Congreso. Si bien el actual director del Buró, Christopher Wray, reconoce la importancia del cifrado en los teléfonos inteligentes, cree necesario un equilibrio entre esta seguridad personal y aquella que necesitan la agencia para mantener a salvo a los ciudadanos estadounidenses.