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martes, 7 de noviembre de 2017

El día más negro para Texas

Por Jessica Meer

Estados Unidos fue sacudido nuevamente con otro ataque. Esta vez fue un tiroteo masivo en una iglesia baptista de Texas, en el cual murieron 26 personas y veinte resultaron heridas. El autor del hecho recibió dos disparos de un vecino cuando huía y después de suicidó de un tiro en la cabeza.

Devin Kelley era el nombre del atacante, quien recibió varios balazos disparados por un vecino que se enfrentó a él después de escuchar los tiros desde su casa. No fue hasta tener los resultados de la autopsia que las autoridades determinaron que Kelley murió del tiro que él mismo se dio. El asesino, que tenía antecedentes por maltrato doméstico y maltrato animal, se suicidó tras escapar de la zona del tiroteo y ser perseguido por carretera durante varios minutos por otro vecino que estaba cerca de la iglesia y vio el altercado.

Las autoridades aseguran que este ha sido el peor tiroteo en la historia de Texas, y así lo confirman los centenares de balas y quince cartuchos con rondas de treinta proyectiles cada una que fueron recogidos en la escena del crimen.

Kelley perpetró la masacre vestido con un chaleco antibalas y armado con un potente rifle semiautomático Ruger AR. Todo ocurrió en el templo First Baptist Church de Sutherland Springs, un pueblo situado 45 kilómetros al sureste de San Antonio. Según las investigaciones policiales, el asesino mató a dos personas fuera de la parroquia y a 23 dentro del recinto, y un niño murió víctima de las heridas en un centro médico local poco después del ataque.

Las edades de las víctimas mortales oscilan entre los 18 meses y los 77 años de edad, lo cual muestra que el atacante no tuvo piedad convirtiendo ese hecho en el más terrible de la historia de Texas. Muy pocas personas salieron ilesas en ese ataque, ya que, además de la crueldad del asesino, en el templo había poco más de medio centenar de fieles siguiendo el oficio religioso de cada domingo, cuando sucedió el tiroteo. De las veinte personas heridas, diez permanecen en estado crítico u y cuatro están graves.

El atacante de la iglesia de Texas era un maltratador que no tenía permiso de armas. Un hombre de 26 años que mató a las personas con su rifle de estilo militar, casado y con dos hijos.

La mitad de las víctimas del ataque son niños. Las historias de algunos de los fallecidos empezaron a aparecer en los medios estadounidenses. Joe Tackitt, alguacil del condado de Wilson, al que pertenece Sutherland Springs, dijo a la BBC que cree que cinco o seis de las víctimas del tiroteo eran de la misma familia, pero medios de Estados Unidos elevaron esa cifra a ocho. Joe y Vlaryce Holcombe, una pareja del lugar dijo en una entrevista con el Washington Post que perdieron a ocho familiares en el ataque, lo que incluye a varias generaciones, desde hijos a nietos y bisnietos, entre ellos su hijo, Bryan Holcombe, de 60 años, que era auxiliar del pastor y se dirigía al púlpito cuando fue tiroteado, contó Joe Holcombe al Post. La esposa de Bryan, Karla, de 58 años, también murió.