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viernes, 3 de noviembre de 2017

El famoso nicaragüense u "hombre molotov"

Por Jacky

Solo tres latinoamericanos aparecen entre las 100 fotografías más influyentes de todos los tiempos, seleccionadas por la revista Time para una edición especial hace menos de un año: Salvador Allende, el Che Guevara y Pablo Aráuz. Los dos primeros no necesitan presentación. Pero de Aráuz solo se conoce por lo general la icónica imagen tomada por la fotógrafa estadounidense Susan Meiselas en julio de 1979.

En la instantánea se ve a un joven en el acto de lanzar una bomba incendiaria hecha a partir de una botella de Pepsi, así como su condición de guerrillero con una boina negra y pantalones vaqueros con una camisa militar. De su cuello cuelga un rosario, y en la mano izquierda, sostiene un fusil de combate en el que se notan dos pegatinas con la bandera de Panamá. Sin embargo, la fotografía, fue tomada en la ciudad nicaragüense de Estelí y se convirtió rápidamente en una de las más reconocibles de la Revolución Sandinista (1979-1990).

El propio Pablo Aráuz cuenta que esa foto tiene un significado revolucionario, pues muestra a los jóvenes de esos tiempos que peleábamos en contra de la dictadura de Somoza. Actualmente tiene 10 hijos y vive en la norteña ciudad de Somoto, a apenas 50 kilómetros de la frontera con Honduras. Él es "The Molotov Man", "El hombre molotov".

Aráuz cuenta que en cierta forma se inició en 1974, con su padre, que fue secretario privado y cuñado del general Sandino. Comenta que su padre se reunía con unos colaboradores de la montaña y planificaba algo que él no sabía ni de lo que formaba parte, su labor era cuidar la puerta para que no vinieran soldados.

Según Aráuz, su principal motivación para integrarse al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), más que los vínculos familiares, fue el ejemplo de otro de los latinos en "las 100 fotografías más influyentes de todos los tiempos": Ernesto Che Guevara. En ese sentido afirma que ellos escuchaban de la gesta del Che Guevara y por eso comenzamos a usar boinas, como la que aparece en la fotografía tomada por Meiselas.

La foto fue tomada dos días antes del triunfo de la Revolución Popular Sandinista y un día antes de la huida del último de los Somoza. El exguerrillero, de 20 años cuando se hizo la imagen, cuenta que se hizo el propio 16 de julio de 1979, en la ofensiva final, cuando tomaron el cuartel de la guardia en Estelí. Ya Aráuz llevaba luchando por dos años y un mes y medio combatiendo sin parar en las puertas de la ciudad.

Pablo Aráuz recuerda con detalle cómo llegó a su poder la bomba incendiaria con la que la fotógrafa terminaría inmortalizándolo y, en cierta forma, poniéndolo al lado de su ídolo, el Che. La historia de la foto es bien curiosa, pues el exguerrillero recuerda que donde él vivía no había luz eléctrica y la gente se alumbraba con candiles con latas, o con botellas de Kola Shaler a las que les ponían una mecha con gas. Es por eso que cuando otro compañero se le acercó con la botella le preguntó qué estaba haciendo con un candil, a lo que el otro le respondió que era una bomba, decidiendo Aráuz probarla y escogieron como blanco a un guardia ubicado en una torre vecina y que estaba armado con una ametralladora calibre 30.

El muchacho encendió la mecha y Aráuz la lanzó a donde estaba el guardia, pero cayó en el medio y no donde él quería, algo por lo que culpa al rifle que nunca soltó. Añade que no se dio cuenta de que le estuvieran tomando fotos.

La fotografía la vio el propio Aráuz por primera vez un año después en una caja de fósforos, cuando ya estaba de regreso en Somoto e incorporado plenamente a las filas del nuevo ejército nicaragüense. Sin embargo, para evitar convertirse en objetivo de la contrarrevolución primero negó que la imagen fuera suya. Sin embargo, a finales del 80, ya salía en unos afiches que decían Milicias Populares Sandinistas, y ya no podía negar que fuera él, pasando a convertirse, para siempre, en el hombre molotov. Incluso, la fotografía está reproducida en al menos dos murales de su propia ciudad.

Años después, la imagen sería también objeto de un debate sobre apropiación artística que enfrentó a la fotógrafa Meiselas con la artista estadounidense Joy Garnett después de que una pintura suya basada en la foto se volviera viral como meme en Internet.

El hombre Molotov cuenta que aunque su imagen ha dado la vuelta al mundo, no ha obtenido mayores beneficios materiales de la misma. Relata incluso que la propia fotógrafa le regaló unas 400 postales para que las vendiera si podía, pero cuando las tuvo las regaló a todo el mundo. Cuenta el exguerrillero que "Como las voy a vender, dije yo, si esto me costó sangre, son mis principios, mis ideas". Asegura entonces que la fotografía significa la lucha y que su premio es la gente que le ha permitido conocer.