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domingo, 12 de noviembre de 2017

El fenómeno de la proyección

Por Janet Rios

¿Alguna vez has escuchado la frase “lo que te choca te checa”? Esto hace referencia a un fenómeno conocido como “proyección”, la psicóloga Nury Nájera nos explica: Es un tipo de mecanismo de defensa para enfrentar ciertas situaciones incómodas. El individuo que se expresa a realizar críticas de algo que aparentemente le molesta o no acepta de los demás . Esta es la explicación que da la psicología. Algo de tu personalidad que no te gusta ha sido enviado a tu inconsciente pero no para quedarse inactivo, sino que sigue teniendo un efecto en ti de manera que busca liberarse y lo hace por medio de críticas, juicios y comentarios negativos hacia otros.

Todo visto desde los ojos que se enfocan en lo exterior en vez de lo interior; es así como ves tus problemas personales a manera de reflejo, en alguien más. Cómo saber si efectivamente te estás expresando o simplemente estás parloteando puede ser difícil, se requiere de un trabajo de revisión interna de nuestra personalidad, sobre todo si el motivo por el que criticas es tal, que en vez de dejarlo ir, insistes una y otra vez sobre el tema. “Tiene mucho que ver con la manera de expresarse, todos pueden decir su opinión sin ofender a nadie, pero cuando llega a niveles en los que desean imponerse y lo hacen a través de faltas de respeto, es un indicativo de que va más allá de una simple crítica”, explica la psicóloga.

Las razones pueden ser muy diversas: querer mostrar una buena imagen, echarle la culpa a los demás de cosas que hicimos, evadir responsabilidades, proteger el ego e incluso la sensación de superioridad sobre los demás. La psicología evolutiva nos dice que nos explicamos el mundo utilizando solamente los recursos que nos dieron desde pequeños, por lo que si en la educación no se fomentaron valores como la tolerancia, el respeto y el reconocimiento de los errores, al crecer se tienen dificultades en nuestra interacción con los demás. La proyección no se queda simplemente en lanzar a otros los juicios y críticas, porque justamente la forma en que se interactúa con los demás reditúa en cómo ellos se van a relacionar contigo; ya que no son receptores inertes, a toda acción habrá una reacción y es por eso que se dice que creamos el mundo en el que vivimos.

Más que enfocarse en los errores o cosas que no nos gustan de alguien más, este tipo de crítica ofrece una visión lo más objetiva posible para encontrar soluciones al problema, abre puertas e invita al diálogo y siempre nace de una buena intención. Representa una oportunidad para reconocer lo que va mal y mejorarlo, aunque puede ser un poco difícil escucharla. La clave está en concentrase en el objetivo más que en la persona y en la construcción de acuerdos, así todos salen ganando. Recuerda que la diversidad es uno de los aspectos más enriquecedores de la sociedad, pero para aprovecharla al máximo, es necesario que incluyas en tu vida la tolerancia y dejar de juzgar, verás que tu vida fluye mucho mejor.

Otro aspecto importante ante esta situación es la falta de empatía es ser capaces de ver y sentir las necesidades del otro como si fueran propias para actuar de manera consciente en beneficio de todos, sin embargo, es un valor que se ha ido perdiendo con el paso de los años. ¿Has visto cómo hay gente que en las escaleras eléctricas bloquea el paso para que nadie más pase si quiere subir caminando? Es porque no le interesa lo que necesitan los otros. Hay una tendencia a olvidar que probablemente las personas que se cruzan en nuestro camino también están pasando por situaciones similares a las de nosotros. Para un automovilista es fácil perder de vista la vulnerabilidad de los peatones o los ciclistas, por ejemplo, en vez de pensar qué pensaría o sentiría si fuera él.

Por otro lado además influye el egoísmo implica el comportarse según los propios intereses. Este tipo de acciones y posturas se caracterizan por mantener una relación exclusiva con uno mismo, preocupándose por las propias necesidades, sin interesarse o atender las de los demás, explica Pedro de Torres, psicólogo clínico del Centro Vallejo-Nágera de Madrid. En este sentido, para ceder hay que volverse más receptivo ante las necesidades ajenas y ser capaces de verlas sin necesidad de que otros nos indiquen que ahí están. Es algo que incluso reduce las cargas de estrés y las tensiones del día a día porque no solo se beneficia al otro, también se genera una sensación de bienestar con uno mismo al saber que haces lo correcto.