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viernes, 17 de noviembre de 2017

El político brasileño Eduardo Cunha dice que no cobró sobornos

Por LauraB

El ex líder de la Cámara de Diputados del Congreso brasileño Eduardo Cunha dijo recientemente que nunca había cobrado algún tipo de sobornos. El político brasileño que le puso la cara al golpe de Estado judicial contra la mandataria electa constitucionalmente Dilma Rousseff, está siendo investigado y guarda prisión. Cunha declaró a la Justicia que no recibió dinero de la empresa cárnica JBS para guardar silencio. Desmintió de esta forma las declaraciones del propietario Joesley Batista que lo vinculan al pago de sobornos. El ex presidente de la Cámara de Diputados dijo también que la denuncia de Batista en su contra fue preparada para seguir incriminándolo.

Según el apartado Cunha, Batista se inventó la historia para vincularlo en la trama de aceptación de soborno y manchar aún más su de por sí desgastado caudal político.

Sin embargo, Batista dijo al Ministerio Público que recibió la luz verde del presidente del país Michel Temer para comprar el silencio del ex diputado Cunha. Así constó en su acuerdo de delación premiada que está siendo investigada. El propietario de la JBS le entregó una grabación a la Fiscalía en la cual conversa con Temer y este le dice que tiene que mantener los sobornos para continuar con el proceso de impeachment o juicio político contra Rousseff.

Esa denuncia fue presentada por la Procuraduría General de la República (PGR) contra Temer por obstrucción de la Justicia. Sin embargo, fue desestimada por la Cámara de Diputados y el proceso contra el representante del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) quedó suspendido.

Cunha está preso desde octubre del año pasado. Fue la cara visible del golpe contra la izquierdista del Partido de los Trabajadores (PT) Dilma Rousseff. En diciembre de 2015 anunció que daba luz verde al juicio político contra la primera mujer presidenta del gigante sudamericano en un proceso que se volvió complejo y que desembocó en una crisis política y económica que no parece tener fin.

Cunha se montó en la maquinaria que repitió una y mil veces los supuestos crímenes fiscales cometido por Rousseff y su impacto en la democracia. Fue vendido como el político más poderoso e influyente de un país de casi 200 millones de habitantes.

Fue vendido como el político más poderoso e influyente de un país de casi 200 millones de habitantes. Su “mérito” desafiar públicamente a Rousseff y llevarla al abismo de su carrera política mintiendo, sobornando y manipulando a sus coterráneos en el Congreso de la nación sudamericana.