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martes, 7 de noviembre de 2017

El Reloj del Apocalipsis marca caos

Por Yamy

Nuestro mundo, tal y como lo conocemos, dejará de existir, y hace mucho tiempo ya que viene dando señales de su grave deterioro, pero todo parece indicar que esta vez está muy próxima la hecatombe. Sin embargo, tal suceso no será por causa de ataques terroristas o accidentes mayúsculos, expertos en el tema indican que es más probable que muramos en “el fin del mundo”. Si revisamos la historia podemos ver que la humanidad estuvo cerca de eclipsar hace 75.000 años cuando tuvo lugar una terrorífica erupción volcánica en Toba, Indonesia, y por lo cual enormes cantidades de residuos fueron arrojados a la atmósfera y provocó lo que se denominan “efectos comparables a los escenarios del invierno nuclear”. A pesar de que logramos subsistir, fue una tremenda amenaza para nuestra existencia, la poca población que habitaba el planeta se redujo a cifras alarmantes.

De acuerdo con la teoría de la catástrofe de Toba, la erupción hizo que gran volumen de ceniza bloqueara la entrada de luz solar a la Tierra, y por tanto las temperaturas tuvieron un descenso considerable. Las condiciones de vida se hicieron extremadamente difíciles, y los pocos seres humanos que la habitaban estuvieron al borde de la extinción.

El reloj simbólico del fin del mundo, que fue creado por el Boletín de Científicos Atómicos, manifiesta que llegar a la medianoche significa el abismo, y debido a las condiciones actuales debemos estar ahora en las 23:57 con 30 segundos, muy cerca del momento final. Se trata del punto más cercano al cataclismo definitivo al que hemos llegado después de que en 1953 la Unión Soviética y los Estados Unidos exhibieran su poderío termonuclear, una amenaza importante de exterminio masivo.

En la actualidad, el cambio climático, además de la inestable y bravucona gestión de poder atómico que abiertamente muestra el presidente estadounidense, Donald Trump, es causa de que se haya adelantado el reloj que, para tener una idea, en 1991 estaba a 17 minutos de las 24 horas. Hace tan solo 70 años, antes de que se ideara el reloj simbólico, era inimaginable que la humanidad estuviera autodestruyéndose, y la idea de que pudiéramos desaparecer parecía muy remota. Estas son teorías que han tomado mayor fuerza en los tiempos que corren, desde hace algún tiempo, cuando los indicios son demasiado marcados.

Algunos académicos que estudian los riesgos existenciales indican que aunque no sea fácilmente perceptible, vivimos tiempos volátiles, y las causas más probables de la catástrofe ya están dando vueltas y están muy cerca aquellas que ponen en peligro a nuestra especie. De ahí que surja la inquietud de cómo llegaremos al año 2050. No obstante de la información que abunda de los muchos conflictos mundiales, pocos se dan cuenta de la amenaza real de que un holocausto nuclear puede ser mucho mayor hoy en día de lo que fue durante la Guerra Fría.

Vemos los hechos como aislados y no somos conscientes de lo peligroso que puede ser para la humanidad que se desaten ciertas armas nucleares en manos de personas irresponsables e impulsivas en los lugares clave. Como también negamos la veracidad del cambio climático, que somos responsables de él y que puede acabar con el planeta, tal y como se ha podido comprobar en incontables oportunidades. Analistas del tema sugieren que uno de los mayores desafíos es encontrar el modo de no paralizar a la población al difundir lo que dijo el famoso físico Stephen Hawking: este es el momento más peligroso de la historia de la humanidad.

Teresa Ribera, considerada una de las artífices del Acuerdo de París, y especialista en cambio climático, afirma que uno de los mayores peligros que combatiremos para el año 2050 es acerca de concienciar sobre los riesgos globales. También explica que es muy delicada la situación de vulnerabilidad de poblaciones enteras en países en desarrollo, donde faltan la solidaridad internacional y las dificultades intrínsecas para poder enfrentar los distintos escenarios de cambio climático severo que sin dudas generarán desplazamiento y sufrimiento, y, por tanto inestabilidad.

Pero, ¿será posible detener el cambio climático a nivel mundial? La experta proyecta dos escenarios para el año 2050. Uno de cambio climático intenso, sin más reducción de emisiones y sin estrategias de adaptación. En ese contexto pudiéramos vivir conflictos fuertes y violentos para acceder a los recursos básicos; sería un mundo que estaría marcado por la inseguridad alimentaria, la inundación de zonas bajas densamente pobladas, no habría movilidad, tampoco energía o suministro de agua; y todo eso con épocas de veranos extendidas por cinco meses y consecuencias de mayores incendios.

El otro escenario pudiera ser uno en el que se tomaran todas las medidas para lograr una economía baja en carbono. Y aunque no se podrían esquivar muchos efectos por la inercia del sistema climático, sí pudieran evitarse los más graves. Esto requiere educación, que las personas conozcan y concienticen, para que tomen medidas para afrontar el inminente impacto.

Un informe de “The Lancet” y Naciones Unidas, asegura que el cambio climático es la mayor amenaza que tiene la salud mundial en el siglo XXI. Para el año 2050 las grandes ciudades las inundaciones severas se duplicarán mientras 4 000 millones de personas tendrán dificultades para acceder al agua. Se duplicarán las muertes por aire contaminado en países no desarrollados, se incrementarán los fenómenos como los huracanes, y por tanto las poblaciones que estarán expuestas a ellos aumentarán hasta los 680 millones de personas. Serán más intensas y numerosas las olas de calor, y afectarán a más de mil millones de personas.

De continuar las tendencias actuales, en el año 2050 habrá mucho más plástico que peces en el mar; y puede ser que en 2048 ya no existan otros alimentos de origen marino salvaje; un problema real, pues para entonces habrá que aumentar en un 70 por ciento la disponibilidad de alimentos para poder satisfacer las demandas de los más de 9 000 millones de humanos que poblarán el planeta. Los entendidos en el tema explican que en los próximos 50 años será necesario producir más alimentos que los que han sido producidos en los últimos 400 años, en todo el mundo.

A pesar de que hoy en día los riesgos más preocupantes vienen del cambio climático y del conflicto nuclear, existen otros peligros siniestros a la vista asociados a tecnologías emergentes que podrían permitirles a los terroristas diseñar patógenos o construir grandes armas. Para el año 2050 puede haber riesgo de una pandemia, del aumento de conflictos por el cambio climático, la pérdida de biodiversidad mundial. En la actualidad estamos en las primeras etapas del sexto evento de extinción masiva ocurrido en 3 800 millones de años, y la causa es la actividad humana.