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lunes, 13 de noviembre de 2017

Hasta cuándo fue la utopía

Por Janet

Lo que se suele llamar Revolución Rusa es una serie de acontecimientos ocurridos entre febrero y octubre de 1917: a saber, la abdicación del zar Nicolás II (1868-1918), la constitución de un gobierno provisional y el golpe de Estado asestado contra el mismo por un grupo minoritario (la facción bolchevique del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia). Durante el siglo XX, este cambio revolucionarios influyó decisivamente en la Historia de Rusia, de la Unión Soviética y del mundo entero al contribuir en la lucha contra el auge de los fascismos, apoyar a los regímenes comunistas de todo el mundo y respaldar los procesos de descolonización.

La Revolución rusa surgió de la Gran Guerra, pero fue consecuencia de factores anteriores, como el fracaso de las reformas gubernamentales emprendidas por el zar Alejandro II en la década de 1860; las contrarreformas de Alejandro III y Nicolás II tras el asesinato de Alejandro II; el frustrado intento de establecer un régimen constitucional entre 1905 y 1917; una tradición relativamente larga de movimientos revolucionarios ; la aparición de una primera confederación sindical y de partidos políticos como el social-revolucionario, el socialdemócrata y el liberal . Sin embargo, se distingue de todas las revoluciones anteriores.

Fue precedida por décadas de debates intelectuales sobre la necesidad, posibilidad y conveniencia de llevar a cabo cualquier revolución, y puso en práctica la idea marxista del término. Porque los seguidores rusos de Marx ampliaron la idea de revolución introducida por la sublevación francesa –el asalto violento y masivo al poder desde abajo y su consiguiente reestructuración–, a partir del principio de que que la revolución no termina con la conquista del poder, sino que debe crear un nuevo orden económico y social: una sociedad sin clases, un “hombre nuevo”, portador de cualidades altruistas y solidarias.

La Revolución rusa fue el arranque del proceso de transformación del sistema autocrático del zarismo en un régimen totalitario comunista que culminaría bajo el estalinismo y su posterior declive. Todo este szistemar bolchevique fue creado por un hombre al que toos conocían como Lenin, pero su verdadero nombre era Vladimir Ilich Ullanov, consolidado por Iósif Stalin y mantenido por Nikita Kruschev y Leonid Brezhnev.

Entre el comienzo de la Primera Guerra Mundial, y 1921 (año de la aprobación por el Partido Comunista de la Nueva Política Económica o NEP), se pusieron los cimentos del Estado bolchevique entre ininterrumpidos conflictos armados de diferente índole: la Gran Guerra, la Revolución (de febrero y octubre), la Guerra Civil que trajo consigo el “comunismo de guerra” conjunto de medidas adoptadas por el gobierno bolchevique, como requisas de la producción agrícola, prohibición de todo comercio privado y nacionalización de los establecimientos industriales y la guerra ruso-polaca .

La creación de nuevas instituciones y de una cultura proletaria, el uso sistemático del terror y la propaganda, la destrucción de la aristocracia, de la burguesía y de la Iglesia ortodoxa fueron los pilares del poder soviético y los más decisivos para la pervivencia del régimen. Estos seguidores de Lenin, guiados por el sentimiento revolucionario e inspirados en la utopía marxista, querían construir una comunidad universal emancipada de todas las estructuras políticas previas.

El ideario y las prácticas leninistas posiblemente no hubieran sobrevivido tanto tiempo sin el régimen estalinista. La industrialización a marchas forzadas, la colectivización, la deskulakización , las purgas y el Gran Terror fueron los principales instrumentos del régimen estalinista. Stalin conservó los elementos básicos del leninismo, pero alteró alguno de ellos. Fortaleció la centralización de la administración, suprimió las empresas privadas y el comercio individual, y legitimó su poder a través de la glorificación del poder estatal, de los valores de jerarquía y patriotismo y del culto a la personalidad.

A pesar de algunas diferencias ideológicas, fascismo, nazismo y comunismo comparten características básicas en sus métodos de gobierno: un líder tiránico y un Estado controlado por un solo partido que monopoliza los instrumentos de coacción y los medios de comunicación; así como la persecución de cualquier individuo, organización o institución capaz de desafiar la ideología oficial o de interponerse entre los órganos centrales estatales y los ciudadanos ordinarios; y la supresión de la diferencia entre vida privada y pública. Pero, a pesar del terror desatado, el régimen estalinista obtuvo su máxima egitimidad tras la victoria en la II Guerra Mundial contra la Alemania nazi, lo que le permitiría afrontar después la Guerra Fría contra el Occidente capitalista y sus aliados en todo el mundo.