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martes, 7 de noviembre de 2017

Imprimiremos gadgets digitales en nuestra piel

Por habana91

La ciencia ha dado un paso más allá con la llegada de los tatuajes digitales, un proyecto que propone introducir la tecnología dentro de nosotros mismos y convertirla en un aliado de nuestra cotidianidad. La prioridad es dejar atrás todas las funciones que hasta ahora cumplen diligentemente los smartphones (teléfonos inteligentes). Para algunos es suficiente con lo atractivo de la idea: tatuarse un gadget digital, inteligente y conectado a Internet. Pero el desarrollo de esta propuesta avanza a pasos agigantados, y está yendo mucho más allá de aplicaciones cosméticas y usos superficiales. Las ventajas que puede tener para controlar nuestra salud plantean una gran revolución a nivel científico, en la que muchos investigadores ya están trabajando.

Al final, la salud es una de las principales preocupaciones del ser humano como especie. Actualmente los tatuajes están de moda. Lo llevan las estrellas de la música, del cine o del deporte. Seguramente tu luzcas con orgullo tu piel tatuada. Pero no siempre ha sido así. A lo largo de la historia, estos dibujos perennes u obras de arte realizados sobre la piel, han pasado por diferentes etapas y en ocasiones no eran bien vistos, o han tenido distintas simbologías y concepto.

Tatuarse la piel es una costumbre que ya practicaba el hombre prehistórico. Tanto en la antigüedad como en la actualidad, hay quien le atribuye al tatuaje un valor mágico. Por ejemplo, los pueblos primitivos grababan en su piel la forma del animal más temido para evitar tener malos encuentros con él. Se creía que un escorpión tatuado en el muslo libraba de su picadura. Entre sus usos diversos, el tatuaje también sirvió de cosmético, ya que en el fondo no es sino una pintura corporal indeleble que resultaba práctica. Era como llevar puesto el maquillaje. Los pueblos primitivos adornaron y adornan el cuerpo con pinturas o se embadurnan con una mezcla de grasa y tierra colorada que les protege del calor y de los insectos.

El tatuaje como rito social aparece y desaparece de forma cíclica, como todo en la práctica humana. Eso enseña la Historia. En la actualidad la fuerza con que ha resurgido se debe a la publicidad, y a la importancia que por repercusión social más que por valía intrínseca tienen algunas personas que influyen en la masa. Pero ahora instituciones académicas de todos los rincones del planeta están inmersas en el tema de los tatuajes digitales.

En este sentido, la Universidad de Seúl, en Corea del Sur, presentó un dispositivo capaz de controlar los niveles de azúcar en sangre, un instrumento muy práctico para los millones de personas que sufren de diabetes. El sistema se basa en un parche de grafeno (material muy de moda en estos tiempos) que analiza la temperatura del cuerpo y los niveles de ph del sudor, recogiendo datos que se transmiten a una app. De acuerdo con los científicos surcoreanos, esa misma aplicación ordenaría al tatuaje que suministre la cantidad necesaria de metformina que el organismo necesite, a través de unas microagujas incorporadas en el diseño.

También está el ejemplo de la estadounidense Universidad de Texas, pues allí están igualmente innovando a partir de tatuajes de grafeno. En este caso, éstos podrían controlar las actividades eléctricas del cerebro y de todos los músculos, incluyendo el corazón. El grafeno consigue que estos parches sean prácticamente invisibles y el paciente no se sienta invadido por su presencia. Pensados para ser lo más cómodo posible, se pueden colocar en cualquier lugar del cuerpo y no necesitan adhesivos extra gracias a la capa de material polimérico que poseen.

En el plano comercial, una de las marcas que se está posicionando a la vanguardia de los tatuajes digitales es MC10, que el pasado año sorprendió al mundo cuando presentó Biostamp, un gadget pensado para investigar a pacientes con enfermedades neurodegenerativas. Otro de los dispositivos que lanzó al mercado en 2016 fue UV Patch, en colaboración con la marca L'Oreal. Su objetivo es medir el daño que la exposición a los rayos solares provoca en nuestra piel. El tatuaje de MC10 funciona a través de unos compuestos que cambian de color según la exposición sufrida. Cada una de esas tonalidades está relacionada con un nivel de riesgo diferente. Pero de manera general la gente se busca a sí misma, y como no se encuentra quiere tener al alcance de la vista una seña de identidad personal que le recuerde su personalidad íntima.