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sábado, 11 de noviembre de 2017

La crisis de los analgésicos señala a los multimillonarios

Por G_nkerbell

La historia y la fortuna que comienzan con tres hermanos, una campaña de marketing y una adicción sin precedentes que llevó a Estados Unidos a declarar una emergencia de salud pública y que ha dejado más muertes que las guerra de Vietnam y de Afganistán juntas. El gran éxito comercial de la empresa de esta familia de multimillonarios llegó en 1995, cuando lanzaron al mercado el OxyContin, un medicamento para el dolor, a base de opioides, que era alrededor de tres veces más fuerte que la poderosa morfina. Además de su capacidad para neutralizar el dolor, también se popularizó su potencial adictivo peligrosamente alto. Sin embargo, el medicamento comenzó a comercializarse por todo Estados Unidos. Las autoridades sanitarias lo aprobaron y ya en 2001, las ventas alcanzaron los mil 600 millones de dólares, superior a las del Viagra.

Los Sackler una de las familias más poderosas de Estados Unidos, catalogada como los Medici del siglo XX, poseen una estrepitosa fortuna de los Sackler, con la que ofrecen becas, compran arte, crean fundaciones, patrocinan salas en el Louvre y en el Museo Británico, y abren escuelas en países necesitados, además de que fundan decenas de programas científicos, académicos y culturales por todo el mundo, tiene un pasado polémico.

La historia y la fortuna que comienzan con tres hermanos, una campaña de marketing y una adicción sin precedentes que llevó a Estados Unidos a declarar una emergencia de salud pública y que ha dejado más muertes que las guerra de Vietnam y de Afganistán juntas.

El gran éxito comercial de la empresa de esta familia de multimillonarios llegó en 1995, cuando lanzaron al mercado el OxyContin, un medicamento para el dolor, a base de opioides, que era alrededor de tres veces más fuerte que la poderosa morfina. Además de su capacidad para neutralizar el dolor, también se popularizó su potencial adictivo peligrosamente alto. Sin embargo, el medicamento comenzó a comercializarse por todo Estados Unidos. Las autoridades sanitarias lo aprobaron y ya en 2001, las ventas alcanzaron los mil 600 millones de dólares, superior a las del Viagra.

Estudios indican que, desde la aprobación del Oxycontin, varias farmacéuticas se imbricaron en una empresa de marketing y sobornos para convencer a los médicos de prescribir los opioides. De hecho, una campaña llevada a cabo por Pardue Pharma contribuyó a que la prescripción de este tipo de medicamentos fuera menos rigurosa, ly ello aumentó el número de adicciones entre la población. Solamente en 2012, los médicos escribieron más de 200 millones de recetas para analgésicos opiáceos, incluidos OxyContin, Vicodin y Percocet.

La fortuna de los Slacker se multiplicó con la popularidad de los medicamentos y para 2016 fueron nombrados entre las familias más ricas de Estados Unidos, con una riqueza ascendente. Pero a medida que el consumo de estos medicamentos crecía en Estados Unidos el uso de los opiáceos derivaba a una epidemia con una magnitud de muertes sin precedentes.

Estos fueron los orígenes de la crisis de opioides que vive actualmente a Estados Unidos, una situación que ha hecho que el presidente Donald Trump se vea en la obligación de declararla emergencia de salud pública. El pasado año, más de 60 mil personas murieron en el país por sobredosis de opiáceos.

Varias organizaciones como Médicos para la prescripción responsable de opioides y Enquire y Forbes señalan en los últimos tiempos la implicación de la familia Sackler la actual emergencia de salud de Estados Unidos. Todos aseguran que el cambio en la prescripción de los medicamentos a partir de las campañas realizadas por la farmacéutica familiar, incidieron en el aumento del consumo de este tipo de productos en Estados Unidos.

Por tanto, mientras la farmacéutica es acusada por los medios estadounidenses, la familia que está detrás de su funcionamiento intenta vivir en la discreción de su fortuna, con apariciones esporádicas para algún que otro acto de filantropía, aunque a diferencia de otras familias de millonarios, los Sackler han logrado separar su apellido del motivo de su fortuna.

La familia de multimillonarios está formada actualmente por unos 20 miembros los descendientes de los tres hermanos, que ya murieron, los más visibles en los últimos tiempos han sido Elizabeth, la hija de Arthur, miembro del directorio del Brooklyn Museum y también los hijos de Raymond, Richard y Jonathan, que dirigen un profesorado en el centro de investigaciones del cáncer de la Universidad de Yale.

Otros ocho miembros de la familia forman parte del directorio de Pardue Pharma, según la prensa estadounidense. Según Inside Philanthropy, todos mantienen un bajo perfil público, no operan sitios web y no emplean personal formal. En 2015, la Fundación Arthur M. Sackler aportó más de 1 millón millones a varias instituciones, la totalidad en donaciones de arte.