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domingo, 5 de noviembre de 2017

La Cuevita está que arde

Por Verónika Lorient

Recientemente ocurrió en Cuba una protesta contra un “abuso policial”. En el municipio capitalino de San Miguel del Padrón, exactamente en La Cuevita. Según relatan quienes estuvieron presentes, el jefe de ese sector policial sacó un arma y la rastrilló ante un civil, y ahí mismo “se formó”. “Los vecinos comenzaron a gritar consignas de libertad y a pedir que se respetaran los derechos humanos”, comentó un transeúnte, quien aseguró que el guardia, vestido de civil, encañonó el arma a un comprador del mercado negro. Los relatores también dijeron que el joven fue maltratado por el policía: “el jefe de sector tiró de mi marido por el pulóver, desde la espalda, y él creyó que lo querían asaltar, luego llegaron más policías vestidos de civil y lo golpearon sin medida”, confesó la esposa del muchacho.

El detenido fue trasladado a la Unidad de la Policía Nacional Revolucionaria, acusado de un delito de atentado a la autoridad, y fue allí donde comenzó la manifestación. Se cree que el arrestado será trasladado a la cárcel cubana de Valle Grande, donde permanecerá hasta el día en que se celebre el juicio.

En aquella congregación había opositores al gobierno revolucionario, vecinos de la localidad y otras personas que hacían sus compras en el mercado llamado también La Cuevita. Y es que a ese sitio va una cantidad de gente increíble, estar allí es experimentar una sensación de asfixia, desespero, pero la gente va, va porque es donde más baratas encuentran las cosas que necesitan comprar. En La Cuevita hay de todo, útiles artesanales para el hogar, gangarrias[1], ropa, zapato, etc. Cuentan que hace unos años atrás los productos allí vendidos eran mucho más baratos que desde que se implementó en Cuba el trabajo por cuenta propia.

En la feria de La Cuevita puedes encontrarte artículos legales, pero también pululan dentro de ella los vendedores del mercado negro. “Ellos llevan una pequeña muestra de sus productos para que los clientes vean y si se deciden a comprar te sumergen en un vericueto, San Miguel adentro, lo peor de ese municipio”, aseguran personas asiduas a ese lugar. Es por ello que siempre hay un movimiento constante de policías en la zona, verificando que todo esté bien y evitando que ocurran las ventas ilícitas.

Eventos parecidos al del joven que ahora está encarcelado, y por lo que la gente salió a protestar, ocurren con frecuencia en ese barrio de La Habana, considerado uno de los más violentos en Cuba. Pero lo que no ocurre con frecuencia es que el mismo sistema policial cubano detenga a quienes se dedican a vender en ese mercado negro, y me pregunto por qué, si en las mismas narices de la ley y el orden los comerciantes ilegales hacen sus trueques y ventas. Los corredores[2] van de arriba a abajo y no hay que hacer un estudio para detectar en qué andan. Créanme, esto nadie me lo contó.

Diariamente hay operaciones policiales en la zona, los compradores de mercancías ilegales son detenidos y acusados de un delito de receptación; y los comerciantes se enfrentan al decomiso de su mercancía y a un año de cárcel. Pero esto no siempre es así, aseguran vecinos de la localidad que están en desacuerdo con la corrupción en todas sus escalas. “No defiendo a quienes adquieren productos ilegales, pero estoy segura que si la Policía Nacional Revolucionaria de Cuba no se hiciera tanto la de la vista gorda, serían menos los hechos como ese y el mercado negro se acabaría”, comentó una señora de unos 60 años.

 

[1] Nombre que se le da en Cuba a la bisutería

[2] Persona que se dedica a llevar al cliente hasta el mercado negro