Enviar por email

tu nombre: email destino: mensaje:
Nombre de Usuario: Email: Contraseña: Confirmar Contraseña:
Entra con
Confirmando registro ...

Edita tu perfil:

Usuario:
País: Población: Provincia:
Género: Cumpleaños:
Email: Web:
Como te describes:
Contraseña: Nueva contraseña: Repite contraseña:

martes, 7 de noviembre de 2017

La esclavitud encubierta en Italia

Por Lorena rey

El trabajo casi esclavo al que se ven obligados a acceder muchos inmigrantes en el mundo no es un fenómeno nuevo, pero solo visibilizado cuando ocurren accidentes o denuncias puntuales de las víctimas. En el banquillo de los acusados generalmente encontraremos grandes compañías. Una gran lista de franquicias que sustentan su crecimiento económico en el pago de salarios miserables a sus trabajadores, quienes además realizan sus funciones en las peores condiciones laborales. Por lo general son personas que aún no legalizan su situación en el país donde se encuentran, por lo que la vulneración de sus derechos es aún mayor.

Recientemente, el sector alimenticio italiano fue colocado en el foco de atención de las autoridades del país, desencadenando más tarde una investigación nacional a gran escala sobre la explotación laboral. Gradualmente se han ido viendo involucrados gigantes del negocio, que abastecen el gran mercado europeo. Todo comenzó con la muerte de un inmigrante sudanés en un campo de tomates del sur de Italia. El hombre, que trabajaba en condiciones de gran insalubridad, sufrió un infarto mientras recolectaba la fruta a una temperatura de 40 grados C. La muerte fue catalogada como homicidio culposo, pues se conoció que el dueño de la empresa productora no ofrecía a sus trabajadores ningún servicio básico de atención médica.

A raíz de las pesquisas se hicieron públicas otras irregularidades: los braceros, en su mayoría inmigrantes, trabajaban con la cabeza descubierta, sin guantes, sin acceso al agua, aun estando expuestos a elevadas temperaturas, en jornadas ininterrumpidas de más de 12. El salario básico de los jornaleros es por lo general de 30 euros diarios, pero deben invertir más de la mitad en agua, comida, transporte y otras extorsiones a que son sometidos, llegando incluso a tener que pagar por ver a un médico si lo requerían.

Esta parece ser una realidad bastante extendida en los campos de Italia, conocida como sistema de caporalato y que consiste en la total explotación de trabajadores inmigrantes por los terratenientes que proveen de productos frescos a las grandes productoras de alimentos como Mutti y Conserva Italiana. Por lo que de la investigación en curso no parece escaparse nadie en la cadena productiva, que comienza en los dueños de las plantaciones y termina en las comercializadoras. Un extrabajador de la plantación donde muriera el camerunés declaró a al diario The Guardian que su experiencia allí podía compararse a la esclavitud, o a la que podría vivirse en un campo de concentración.

¿Será efectivo el proceso iniciado y trascendentes sus resultados? Muchas veces ocurre que tras estos incidentes las investigaciones logran visualizar el problema y adoptar medidas, pero en las condiciones actuales de masivas migraciones siempre habrá personas en situaciones vulnerables susceptibles de caer en manos inescrupulosas, pero siempre es peor el silencio. Por lo pronto, Conserva Italia ha desmentido cualquier implicación en los abusos laborales, agregando que exige a sus proveedores el respeto a sus asalariados, y Mutti ha declarado estar comprometida en la lucha contra la explotación de los trabajadores. ¿Estarán verdaderamente libres de pecado? Ya veremos.