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sábado, 4 de noviembre de 2017

La vida laboral invade la personal

Por deltoro

Pasamos cinco días de nuestra semana en el trabajo, a veces más de ocho horas diarias, desayunamos, comemos y, quizá, cenamos ahí. De acuerdo con un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los mexicanos trabajan un promedio de 2,250 horas por año, cifra que quizá no impacte frente a las 8,760 horas del año, pero habría que restarle las horas anuales de sueño (2,920 aproximadamente si dormimos ocho horas diarias), lo cual resultaría en que cerca del 50% de nuestro tiempo despiertos, lo vivimos en la oficina. Nuestra vida transcurre ahí. Por tanto, tomarse las cosas personales en el trabajo es lo normal, de acuerdo al psicólogo Antonio Piñón: la gente desarrolla relaciones interpersonales, expectativas, su sentido de logro y pertenencia, e intereses personales en su trabajo. ¡Cómo no!

Si ahí pasan la mayoría de su tiempo y de su vida. En este sentido, es imposible que no experimenten ahí sus emociones, como frustración, enojo, decepciones, desilusiones, enfrentamientos, derrotas, desacuerdos, tristeza… Además, están expuestas al normal desgaste emocional generado por la presión de tiempo y el puesto, la solución de conflictos, el tener que dar resultados eficientes y las relaciones interpersonales, las cuales implican competencia, muchas veces, porque cada persona cuida su trabajo. ¡Y nadie les enseña a manejar adecuadamente estas emociones!, por lo que las situaciones se vuelven personales. Es inevitable no tormarse asuntos de manera personal en el trabajo, cualquier persona lo hará.

Entre las razones por las que me atrevo a decir que una persona se toma las cuestiones laborales personal, cabe señalar la pérdida de vista tus metas laborales, personales y del puesto, lo cual provoca que tiendas a enfocarte o desconcentrarte por los posibles conflictos con otros colaboradores: “la secretaria del director no me avisó de la junta, ¿será que le caigo mal?”. Tus relaciones en el trabajo no son cordiales; esto te genera desgaste emocional, lo que te lleva a reaccionar emocionalmente mal con los demás. No te cumplen las promesas; te han dicho que te darán un ascenso o un incremento de salario, pero nada ha llegado. Esto te ha causado sentirte decepcionado de la gente y de la empresa. En momentos de mucho estrés, frecuentemente entras en desacuerdos, lo cual ha despertado roces con las personas y te ha hecho decidir limitar el contacto a asuntos de trabajo, únicamente. Interpretas que las reacciones secas o de malhumor de los demás es porque algo tienen en tu contra, sin considerar que pueden deberse a su falta de habilidad de relacionarse sanamente.

Las causas que dan pie al estrés en el trabajo son una excesiva carga de trabajo, un elevado nivel de responsabilidad que pone a prueba la capacidad del individuo y las relaciones sociales insatisfactorias; por supuesto, alguien que se toma las cosas personales muy probablemente está propenso a sentirse a disgusto con quienes lo rodean. Sin embargo, esta no es la única consecuencia: el estrés tiene estragos. Por principio, el estrés laboral se define como un conjunto de reacciones físicas y mentales que sufre un empleado cuando se ve sometido a diversos factores externos, que superan su capacidad para enfrentarse a ellos. Tales efectos en su cuerpo son los siguientes: Agotamiento físico y/o mental. Angustia y sensación de impotencia o frustración. Reduce la capacidad de atención, de decisión y de acción. Trastornos de depresión y ansiedad.

Esta es la explicación que da la psicología. Una señal de tu personalidad que no te gusta ha sido enviado a tu inconsciente pero no para quedarse inactivo, sino que sigue teniendo un efecto en ti de manera que busca liberarse y lo hace por medio de críticas, juicios y comentarios negativos hacia otros. Todo visto desde los ojos que se enfocan en lo exterior en vez de lo interior; es así como ves tus problemas personales a manera de reflejo, en alguien más.

Cómo saber si efectivamente te estás proyectando o simplemente estás criticando puede ser difícil, se requiere de un trabajo de introspección, sobre todo si el motivo por el que criticas es tal, que en vez de dejarlo ir, insistes una y otra vez sobre el tema.

Las razones pueden ser muy diversas: querer mostrar una buena imagen, echarle la culpa a los demás de cosas que hicimos, evadir responsabilidades, proteger el ego e incluso la sensación de superioridad sobre los demás. La psicología evolutiva nos dice que nos explicamos el mundo utilizando solamente los recursos que nos dieron desde pequeños, por lo que si en la educación no se fomentaron valores como la tolerancia, el respeto y el reconocimiento de los errores, al crecer se tienen dificultades en nuestra interacción con los demás.