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lunes, 13 de noviembre de 2017

Los robots tendrán cerebros con conciencia

Por LisyFa

Parece tomado de una película futurista, como de ciencia-ficción. Pero es la más pura realidad. Un equipo internacional de neurocientíficos ha logrado definir lo que significa la conciencia, y así, determinar si estamos finalmente cerca de ese sueño, largamente acariciado, del novedoso campo de la Inteligencia Artificial: una Inteligencia Artificial con conciencia propia.

Aunque los expertos no lo tienen todo resuelto en este rompecabezas, son relativamente optimistas en sus explicaciones de cómo se podrían construir mentes plenamente conscientes. La manera más simple de definir la conciencia es entenderla como los pensamientos y sensaciones que todos experimentamos individualmente, comentan los científicos.

Si tomamos en consideración que la conciencia en sí misma se basa en las leyes físicas descritas en física y química, deberíamos poder encontrar una manera de cincelarla o componerla. Ese era precisamente uno de los sueños del científico Alan Turing, quien a comienzos del siglo pasado quería lograr una máquina capaz de imitar el cerebro humano. Ya en el siglo XXI estamos más cerca de lograrlo, y seguramente Turing estaría sorprendido con el nivel de inteligencia artificial que ha demostrado, por ejemplo, AlphaGo Zero de Google, que ha revolucionado el campo, y ha creado formas sin precedentes de resolver problemas.

De acuerdo con un reciente estudio de la revista Science, difundido por la revista Muy Interesante, la conciencia podría dividirse en tres categorías: la más baja sería la baja C0, relacionada con la resolución de problemas que nuestros cerebros hacen sin nuestra conciencia, como ir conduciendo por el mismo camino todos los días casi sin darte cuenta. En el caso de las computadoras, el ejemplo sería el vehículo sin conductor. En ese caso, podríamos afirmar que ya dominan un tipo de conciencia.

Luego estaría la C1, referida a la relación entre un sistema cognitivo y un objeto específico de pensamiento; y por último la C2, una especie de supervisor que observa consciente las tareas que realiza. Según los expertos esas dos últimas todavía no tienen un equivalente en la Inteligencia Artificial.

Sin embargo, son optimistas, y opinan que el camino a seguir está en aprender más sobre cómo nuestros propios cerebros, y cómo evoluciona esa arquitectura que da lugar a lo que consideramos nuestra conciencia. Quizás, en el futuro, podríamos construir algunas máquinas conscientes, basadas en nuestro propio cerebro.