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jueves, 16 de noviembre de 2017

Macron intenta demostrar que no es “el presidente de los ricos”

Por Diana M.

La opinión pública le ha “apretado el zapato” a Macron llamándolo “el presidente de los ricos”. Y claro, ante un sobrenombre tal, el joven mandatario no le ha quedado de otra que demostrar lo contrario a través de intentos desesperados. Y esta vez la presión burlesca de la vox populi ha dado resultados, promisorios horizontes se dibujan para las clases más desfavorecidas económicamente en Francia.

Fueron las medidas tomadas desde inicio de su mandato, fundamentalmente la reforma laboral y los recortes presupuestarios, las que condujeron a la mayoría a pensar que el gobierno de Enmanuel Macron se centraba exclusivamente en sostener una política económica favorable solo a los poderosos; y claro que llegó a oídos del presidente. Entre sus primeras acciones para convencer de lo contrario al pueblo francés, fue visitar el barrio de Tourcoing, un sitio de trabajadores en su mayoría, situado al norte del país. En el intercambio con los lugareños Macron dejó ver su “asombro” sobre los rumores: 'No sé qué quiere decir eso de tener una política económica para los ricos'. Como bien coinciden analistas políticos y medios de prensa, la gira por las zonas humildes de Francia es una jugada estratégica para revertir la imagen de lejanía de las clases menos favorecidas.

En su discurso el presidente ha brindado promesas a aquellos que esperan un representante, un líder, y no un burgués que dicte políticas desfavorables. El mandatario aseguró que durante su quinquenio espera cambiar el panorama de los barrios de Francia porque 'es ahí donde se juega el corazón de la batalla de nuestra República'. Al respecto, amplió además que 'todo el Gobierno debe estar movilizado en torno a este objetivo'.

En tales palabras se perciben ánimos de brindar a las masas una visión de compromiso colectivo por parte de su estructura gubarnemantal, y por qué no, también de alertarla sobre lo que se les avecina. No obstante, en los próximos meses podría definirse con exactitud lo que está dispuesto a dar el presidente, pues prometió diseñar un plan con acciones concretas a implementar sobre el terreno.

Entre los adelantos que ofreció, Macron hizo referencia a: restaurar el derecho común a través de los servicios públicos, reforzar la seguridad con los distintos cuerpos policiales, trabajar contra la radicalización extremista, reducir la discriminación y garantizar la dignidad de todos los ciudadanos.

En esta última, ambiciosa y abarcadora, abría que evaluar más adelante los CÓMO. El jefe de Estado francés también hizo alusión a una política de promoción del empleo, con perspctivas alentadoras para los más jóvenes en cuanto asu formación y ayudas.

Lo cierto es que la idilica joven promesa del pueblo francés, vigoroso, radical, restaurador, admirado por su país y el resto del mundo, ha menguado a la vista de todos. Un sondeo reciente reveló que el 88% de los franceses opinan que la política llevada a cabo por el presidente solo favorece a las grandes fortunas del país. Los resultados son coincidentes con la consulta del instituto Odoxa para varios medios de comunicación, la que precisó que para una gran mayoría de ciudadanos, las medidas fiscales adoptadas por el mandatario benefician al capital. Por su parte, el 83% de los consultados, estima que los favorecidos son los jefes de empresas, en tanto, el 78 apunta a los empleados de muy altos salarios.