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sábado, 18 de noviembre de 2017

Un vientre sano, la clave para un cuerpo saludable

Por Janet

Durante el embarazo, el organismo cambia para adaptarse a la nueva situación, albergar y satisfacer las necesidades de una nueva vida. Estos cambios son tanto estructurales o anatómicos, como funcionales. Tal es el caso del útero que crece para acoger al feto y se producen otros cambios anatómicos y funcionales del aparato genital que pueden afectar a otros órganos como la vejiga y recto y que explican que sea mas frecuente el estreñimiento o las infecciones del tracto urinario”, indica José Luis Dueñas, catedrático de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Sevilla. Por otro lado, entre los cambios funcionales más importantes se encuentran la presencia de nuevas hormonas producidas por la placenta que sustituyen a las que estaba produciendo el ovario.

Estas nuevas hormonas, que tienen como misión fundamental el mantenimiento del embarazo, el adecuado desarrollo del feto y el desencadenamiento del parto, alteran la microbiota, la colonia de bacterias buenas, y favorece la presencia de algunas bacterias (podríamos llamarlas malas) cuya sola presencia y crecimiento desencadenan la enfermedad.

Las infecciones urinarias y las vaginales más comunes en esta etapa de vida pueden inducir la aparición de contracciones uterinas y desencadenar una amenaza de parto prematuro, por ejemplo, una infección de riñón, advierten los especialistas. En el caso de las vaginales, las más frecuentes son las producidas por hongos como la cándida albicans. Esta en concreto produce dolor e inflamación en la vagina, sensación de ardor al orinar y flujo amarillento y espeso. Pero no entraña ningún riesgo aunque si no se trata y permanece en el momento del parto se puede transmitir el hongo al bebé durante el alumbramiento y provocarle micosis en la boca. Otra infección común es la vaginosis bacteriana. Está producida por un desequilibrio de la flora que produce un aumento de las bacterias malas sobre las buenas, los lactobacilos, que normalmente mantienen el control. No es un problema serio y puede pasar desapercibido.

Es necesario tener cuidado y prevenir el estreptococo, la más mala de todas y la que mas consecuencias trae en el embarazo. Su hábitat habitual es el intestino delgado, pero en algunas ocasiones puede acabar en las vías urinarias pudiendo afectar al recién nacido a través del canal del parto. Si afecta a su piel no pasa nada. Pero si penetra en sus pulmones puede producir una enferme-dad grave denominada sepsis neonatal en forma de neumonía y poner en riesgo su salud. De hecho, “la detección de la presencia de esta bacteria en la vagina de las embarazadas constituye una de las pruebas que se debe realizar en el tercer trimestre para prevenir en las portadoras la infección del recién nacido en el momento del parto”, advierte José Luis Dueñas.

Hay muchas otras como son las infecciones de transmisión sexual de las que destacan por su importancia y gravedad las producidas por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), el de la hepatitis B, el gonococo y la sífilis. Otras como la toxoplasmosis, listeriosis, rubeola y varicela pueden tener consecuencias mucho mas graves para el feto que para la madre, dando lugar a infecciones congénitas. Se ha hablado mucho de la dieta y de cómo puede ayudar a prevenir infecciones. Sin embargo, los médicos son muy prudentes: aunque una alimentación equilibrada y sana constituye unos de los pilares de los cuidados del embarazo, son necesarias otras medidas de prevención”, recuerda el doctor. “Ocurre lo mismo con los suplementos vitamínicos. No hay estudios serios que hayan demostrado que sean capaces, por si solos, de prevenir ninguna de las enfermedades infecciosas mencionadas”. Pero hay otras medidas de las que no se cuestiona su eficacia. Es el caso del “uso del anticonceptivo para combatir las de transmisión sexual y, sobre todo, un control adecuado de la gestación”, señala el catedrático. Por otro lado, la administración durante el embarazo de vacunas como la de la gripe, la del tétanos, difteria y la de la tosferina previenen infecciones que pueden ser muy peligrosas para ambos.

Lo más importante es que cada embarazada debe ser consecuente con la responsabilidad que lleva en su interior y sobre todo conocer todos los métodos de prevención de cada una de las enfermedades vaginales expuestas en este apartado, para de esta manera poder garantizar la salud de su bebe y sobre todo la de ella. Las complicaciones de las enfermedades vaginales suelen ser bien engorrosas a la hora de tratamientos.