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viernes, 10 de noviembre de 2017

Venecia no quiere cruceros en la Plaza de San Marcos

Por Diana Lorenzo

El turismo italiano está dando pasos para no solo incrementar sus ganancias y satisfacer al viajero, sino que al propio tiempo, conserve y cuide su patrimonio tradicional y cultural. En consecuencia, el Ministerio de Infraestructuras y Transportes anunció recientemente un plan para alejar progresivamente el paso de los cruceros y otras embarcaciones frente a Venecia.

Desde hace varios años embarcaciones gigantes, transitaban y se detenían justo frente a la Plaza de San Marcos y el Palacio Ducal, lo que estaba provocando fuertes críticas por parte de los ciudadanos de Venecia. En respuesta al reclamo, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), impuso como requisito acabar con el paso de los grandes barcos, en aras de evitar que Venecia fuese eliminada de la lista de ciudades patrimonio de la humanidad tras ser considerara lugar en peligro.

Por el momento, el canal solo quedará abierto a los barcos hasta las 55 mil toneladas de peso, lo que excluye los cruceros. Estos deberán atravesar el alternativo paso de Malamocco para atracar en el puerto de Marghera, en la localidad de Mestre. Los turistas que los aborden, serán así trasladados en autobuses hasta la entrada de la ciudad.

Pero, contrario a lo que pudiera pensarse, la acción, que se desarrollará en los próximos tres años, no ha satisfecho a las asociaciones de ciudadanos y ecologistas. El Comité No a las Grandes Naves, previendo esta medida, recogió en el mes de junio 18 mil votos para que desapareciesen completamente los cruceros de la Laguna y fuesen desviados hasta el puerto de Trieste. Con el disgusto, aseguraron que la propuesta del Gobierno es “la peor posible”, pues no soluciona el impacto medioambiental sobre la Laguna y continuará causando “efectos devastadores para el equilibrio medioambiental del área”.

La actual medida es una consecución de hechos a favor del canal. En el 2014 se dictó un decreto para el alejamiento de las naves mayores de 40 mil toneladas, que hasta ahora había quedado aparcado. Así fue que durante el Gobierno de Enrico Letta, en 2014, se prohibió el paso de los barcos superiores a las 96 mil toneladas, con la que ya se había limitado la entrada de una buena parte de los grandes cruceros.