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miércoles, 1 de noviembre de 2017

Visitar Sevilla es una maravilla

Por G_nkerbell

Para Sevilla el 2018 será un año muy especial, pues celebra el 400 aniversario del nacimiento del famoso pintor barroco sevillano Esteban Murillo y a lo largo de todo el año se podrán visitar media docena de exposiciones excepcionales dedicadas a la pintura y en especial a este prolífico creador. Además, la ciudad acogerá la 31ª edición de los prestigiosos Premios del Cine Europeo y luce su mejor cara para los millones de fanáticos de los cinco continentes en varias escenas de la popular serie Juego de tronos. En su elección como la ciudad más interesante del mundo para visitar el venidero año, Lonely Planet valoró especialmente la muy bien lograda fusión entre la tradición e innovación, que se aprecia, por ejemplo, en su gastronomía.

Sevilla ha sido seleccionada como el gran destino al que los viajeros de todo el orbe deberían viajar el próximo año. Con el llamado Año de Murillo en marcha, la ciudad se encuentra en su mejor momento y así lo confirma el famoso ránking internacional Best in Travel de Lonely Planet que reúne las más especiales tendencias, destinos, viajes y experiencias para el año venidero. Recientemente se acaba de hacer pública la selección para el venidero 2018 y, por primera vez, una ciudad española encabeza las preferencias de los más importantes viajeros y editores de las famosas guías Lonely Planet.

A Sevilla nunca le han faltado razones para ser considerada como una de las ciudades soñadas por los viajeros del planeta entero. Presume de su particular y rica herencia histórica y artística, de ser una ciudad cuyo encanto se respira en cada una de sus calles. Pero además, durante los últimos 10 años, Sevilla se ha transformado poco a poco en una ciudad de bicicletas y tranvías, deseosa de revitalizar su impresionante pasado artístico y deseosa a la vez de que los turistas recorran mucho más que su famoso centro histórico. La metamorfosis no ha pasado inadvertida para nadie y por ello Lonely Planet la ha situado en un meritorio primer lugar entre las ciudades que nadie debería dejar de visitar.

Para Sevilla el 2018 será un año muy especial, pues celebra el 400 aniversario del nacimiento del famoso pintor barroco sevillano Esteban Murillo y a lo largo de todo el año se podrán visitar media docena de exposiciones excepcionales dedicadas a la pintura y en especial a este prolífico creador. Además, la ciudad acogerá la 31ª edición de los prestigiosos Premios del Cine Europeo y luce su mejor cara para los millones de fanáticos de los cinco continentes en varias escenas de la popular serie Juego de tronos.

En su elección como la ciudad más interesante del mundo para visitar el venidero año, Lonely Planet valoró especialmente la muy bien lograda fusión entre la tradición e innovación, que se aprecia, por ejemplo, en su gastronomía. Los bares y restaurantes sevillanos han logrado con bastante éxito incorporar las últimas tendencias y modas culinarias sin perder por ello sus tradiciones distintivas, como las sabrosas tapas. En los barrios más céntricos quedan clásicos de toda la vida, como El Rinconcillo, un popular restaurante que afirma ser el más antiguo de todo el país mientras también se puede disfrutar de un tapeo mucho más moderno en la calle Betis, en Triana, o en la concurrida Alameda de Hércules.

Sevilla cuenta además con numerosos espacios que destacan la más pura cultura y tradiciones españolas. La Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla es considerada uno de los cosos taurinos más antiguos de toda España y además es la sede de las corridas de toros que se realizan en la ciudad.

Es considerada uno de los centros de atracción turística más populares de la urbe y está también entre los monumentos más visitados de la misma. La plaza de toros, con capacidad para unas 12.500 localidades, se empezó a construir en el año 1749 en sustitución de la plaza de toros rectangular ubicada en ese mismo lugar y su construcción tomó muchos años, ya que se fue haciendo por fases. En el 1765 se construyó la fachada interior de la plaza conocida como Palco del Príncipe, que consta de dos cuerpos: la puerta de acceso a la plaza, por la que salen los toreros triunfadores, y el palco, de uso exclusivo de la Familia Real. Se finalizó su construcción en el año 1881. Entre los años 1914 y 1915, bajo la dirección del sevillano Aníbal González, se reformó completamente el tendido en piedra sustituyéndolo por otro en ladrillo con una pendiente mucho más suave.