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domingo, 17 de diciembre de 2017

30 años de la tragedia del Alianza Lima

Por Gladys

Siempre el 8 de diciembre es una fecha trágica para el fútbol y el pueblo peruano. Hace exactamente 30 años el equipo Alianza Lima regresaba de Pucallpa tras vencer 1-0 al equipo de la ciudad, pero la aeronave que los traía a la capital se precipìtó al mar, en Ventanilla, convirtiéndose así en una de las peores tragedias del deporte nacional que terminó enlutando a todo el país. En el accidente murieron 43 personas, entre ellos 16 futbolistas, un conjunto de prometedores jugadores que estaban destinados a mantener en alto no solo el prestigio del plantel blanquiazul sino también el de la selección del Perú.

Han pasado tres décadas, pero el recuerdo perdura en la memoria de todo un país. El plantel de Alianza Lima volvía de Ucayali, donde había triunfado por 1-0 al Sport Pucallpa por el Torneo Descentralizado. El club había alquilado un avión Fokker F-27 para el viaje de ida y de vuelta. Todos estaban apurados por volver a sus casas, por eso todos aceptaron ir y venir en un vuelo charter en una aeronave de la Marina de Guerra del Perú. El primer vuelo se realizó el domingo 7 de diciembre de 1987 sin ningún problema; el segundo se produjo el 8 de diciembre. A las 8 de la noche, el piloto del avión, el teniente primero Edilberto Villar Molina, perdió la visión de su tablero de mando a pocos kilómetros de la pista del aeropuerto internacional “Jorge Chávez”. No podía saber si el tren de aterrizaje había bajado correctamente. Entonces se esforzó por confirmar con la Torre de Control si había bajado o no, y cuando lo pudo hacer ya el avión había girado hacia el norte, dando una vuelta completa. Entonces, a baja altura, la aeronave se precipitó al mar partiéndose en varios pedazos.

El penoso suceso dejó un saldo de 43 fallecidos, entre ellos 16 jugadores del equipo y seis miembros del cuerpo técnico. Las eternas horas de búsqueda no rindieron mayores beneficios. Solo sobrevivió el piloto Edilberto Villar, quien contó a la Policía que pudo salvarse ya que no tenía fracturas en ninguna parte del cuerpo, por lo que resistió en el agua helada de Ventanilla, a tres millas de la costa. La tragedia fue un duro golpe para el país. Los hinchas aliancistas lloraron por días y las autoridades realizaron numerosas ceremonias de homenaje. La Marina imputó inicialmente el accidente a una falla humana, pero un informe revelado en el 2006 habla de fallas técnicas y de la poca experiencia del piloto. Los cuerpos rescatados fueron despedidos en Matute, donde también se exhibió la pelota con la que jugaron en Pucallpa, rescatada de los restos del avión. Del extranjero llegaron muestras de solidaridad de todo el mundo, desde Europa hasta el resto de Sudamérica. Como homenaje, Independiente de Argentina jugó un amistoso con Alianza en Matute solo nueve días después de la tragedia.

El campeonato prosiguió su marcha. Restaban aún 12 fechas, para las que Alianza Lima obtuvo a un grupo de jugadores chilenos cedidos por Colo Colo, otros cedidos por equipos locales y recibió de vuelta a Teófilo Cubillas, ídolo del club que salió del retiro. También se aceptó que el equipo no volviera a salir de Lima en lo que quedaba de campeonato. Los blanquiazules lograron ganar ese Torneo Descentralizado con una victoria ante Sporting Cristal en la última fecha, pero perdieron la final del año ante Universitario, cuyos hinchas también mostraron su solidaridad con el cántico “Alianza, hermano, la ‘U’ te da la mano”.

Tres décadas después del accidente, el 8 de diciembre sigue siendo una fecha inevitablemente emotiva para los “aliancistas”. Las personas los recuerdan de diversas formas: asistiendo a la misa de cada año en Matute, conversando con los hinchas más viejos sobre cómo jugaba ese equipo, viendo los goles del “Potrillo” Escobar en YouTube o escuchando “De la victoria a la gloria”, el himno compuesto para los fallecidos en la tragedia. En la misa del año pasado en el estadio de Alianza Lima, el padre pidió a los jugadores que salieran campeones este 2017 a manera de homenaje al equipo. Y aunque no se logró el objetivo, ningún trofeo podrá ensombrecer el lugar especial que tienen “Los Potrillos” en el corazón de la hinchada blanquiazul y del pueblo peruano en general.