AH2N3, la influencia poderosa que amenaza México
Una nueva epidemia amenaza a México, similar a la de 2008-2009, solo que ahora no se trata de la AH1N1, sino una versión mutada más poderosa: la AH3N2. Meses atrás los Estados Unidos y Australia vivieron una gran epidemia de este virus. En este último país, el brote de influencia por AH3N2, infectó a 2 millones de personas y ocasionó más de mil muertes.
Según indicó el investigador Héctor Raúl Pérez Gómez y director general del Hospital Civil de Guadalajara, en cada década hay mutaciones mayores, por lo que el sistema de salud a nivel mundial requiere estar alerta. Es por ello que a nivel mundial se está proponiendo realizar estudios para contar con una “vacuna universal de influencia” que ofrezca protección ante las constantes variaciones del virus.
En el caso mexicano, los casos del virus respiratorio, causante de neumonía, se ha incrementado 900 por ciento en esta temporada invernal, con respecto al 2016. Los mayores afectados están siendo los adultos mayores de 60 años. Según indica José Arturo Martínez, encargado del diagnóstico de influencia del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), en el país se han registrado 131 casos de influenza y tres defunciones, de las cuales una está confirmada por AH3N2; en tanto en las otras dos restantes se tienen sospechas de que sean producto de la misma cepa.
El sincicial, tiene síntomas comunes similares a los de un resfrío: tos, fiebre, dolor muscular y articular, falta de aire y silbido al respirar; tanto en adultos como en niños. De no tratarse urgente y adecuadamente, sobre todo en los infantes, el AH3N2 puede causar problemas bronquiolitis y problemas respiratorios severos que conduzcan a la muerte.
Hasta el momento, en México el virus no ha cobrado ninguna vida, pero se han activado las alarmas. Es de fácil transmisión, de una a otra persona puede adquirirse por contacto directo o por tocar objetos infectados. En el caso de los niños es más complejo, pues es difícil limitarles el contacto con juguetes o superficies infectadas.
Para evitar el contagio, los especialistas recomiendan el lavado frecuente de las manos, y no compartir utensilios para comer o beber. Hasta el momento el tratamiento empleado para esta enfermedad es con inmunizaciones pasivas, administrando un anticuerpo monoclonal que limite el ingreso a hospitalizaciones.
