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domingo, 24 de diciembre de 2017

Brasil y el año que termina

Por LauraB

El congelamiento por dos décadas del gasto estatal en los programas sociales, reformas laborales y de pensiones, la compra de votos y el retroceso de las conquistas sociales han marcado el año 2017 en Brasil. El país más grande de América del Sur se encuentra en una delicada situación política tras la interrupción democrática contra la presidenta electa Dilma Rousseff. En su puesto el mandatario Michel Temer del Partido del Movimiento Democrático Brasileño ha fomentado una agenda netamente neoliberal y exprés que ya tiene efecto no solo en el bolsillo de los ciudadanos, sino también en los países vecinos de la región.

Esas medidas de Temer y su equipo económico representan una parada complicada a los avances sociales obtenidos con otras administraciones. A pesar de los llamados de algunos movimientos sociales a protestar por el orden actual de las cosas, el panorama sigue sin una solución en el horizonte.

No obstante, el llamado de presión fue acotado por las principales centrales sindicales del país sudamericano. Estas se encuentran en manifestación casi permanente contra la eventual aprobación de la reforma laboral y contra la reforma al sistema de pensiones.

Brasil quedó paralizado ante la anuencia de los diputados de uno de los Congresos con más corruptos de la región. Casi todas las medidas, por no pecar de absolutos, propuestas por Temer van en detrimento de la mayoría expoliada.

En ese sentido, líderes sindicales como el presidente nacional de la Central Única de los Trabajadores (CUT), Vagner Freitas, ha denunciado en varios espacios públicos lo que él califica como un desespero del gobierno golpista de Temer. Opiniones como las de Freitas circulan a diario por el gigante sudamericano avalando además el hecho de que Temer y sus aliados han traicionado al pueblo brasileño, sobre todo al trabajador.

Por su parte, otra de las líderes de la CUT denunció que en su país se están alejando de los progresos sociales para enfocarse solamente en los dictados del mercado ultra neoliberal. El golpe parlamentario con apoyo mediático y de parte del Poder Judicial que derrocó a Rousseff fue solo el inicio del actual panorama.

La única luz en el túnel que se ve ahora mismo son las venideras elecciones del año 2018. los brasileños se jugarán la continuidad de la agenda neoliberal e impopular impuesta por el gobierno golpista de Temer o a lo mejor darán fe de haber aprendido muy bien la lección.

Habrá que esperar el desenlace final de este drama político.