Enviar por email

tu nombre: email destino: mensaje:
Nombre de Usuario: Email: Contraseña: Confirmar Contraseña:
Entra con
Confirmando registro ...

Edita tu perfil:

Usuario:
País: Población: Provincia:
Género: Cumpleaños:
Email: Web:
Como te describes:
Contraseña: Nueva contraseña: Repite contraseña:

martes, 26 de diciembre de 2017

El asesino del láser regresa

Por Julio Zambra

Para muchos el nombre de John Ausonius puede resultar desconocido. Quizás su sobrenombre de “El asesino del láser” a otros sí les resulte más familiar. Lo cierto es que este asesino en serie volvió a ocupar la primera plana en diarios de todo el mundo debido a un nuevo juicio en su contra que comenzó la semana pasada en Alemania. John Ausonius cumple actualmente cadena perpetua en la cárcel de máxima seguridad de Kumla en Suecia, por 11 asesinatos contra inmigrantes. El origen del apodo radica en que para varios de los ataques que acometió en Estocolmo y Upsala entre agosto de 1991 y enero de 1992, empleó un rifle con una mirilla láser.

El nuevo juicio de Ausonius se produce debido a que es el principal sospechoso en el crimen sin resolver de Blanka Zmigrod, una sobreviviente de dos campos de concentración nazis, asesinada en Frankfurt en febrero de 1992. Una nueva condena terminaría por socavar las aspiraciones de libertad anticipada del asesino, que tiene el triste mérito de inspirar a otros psicópatas a cometer actos genocidas, como lo expresó el noruego Anders Breivik durante el juicio por la matanza de Oslo de 2011.

Para entender la formación del asesino que habitaba en John Ausonius hay que remitirse al contexto político de inicios de la década de 1990 en su país natal, Suecia. La nación atravesaba una profunda crisis económica, signada por el arribo al país de numerosos migrantes provenientes de la antigua Yugoslavia y la llegada al parlamento de los primeros partidos xenófobos de derecha. La otra parte de la explicación de los crímenes de Ausonius subsiste en su propia historia personal, marcada por su propia experiencia como hijo de inmigrantes. "Su padre era suizo, su madre alemana y él es de complexión oscura, parece que fuera de Medio Oriente, lo que en la Suecia de la década de 1950 era poco común". Otros niños se burlaban de él, le decían negro, lo excluían de sus juegos. Así que él creció obsesionado con la idea de convertirse en un verdadero sueco'", asegura Gellert Tamas, el autor del bestseller internacional Lassermanen, traducido al español como "El asesino del láser".

En este sentido, el nacido como Wolfgang Alexander Zaugg se cambió el nombre, adoptó la nacionalidad sueca, pasó el servicio militar, compró lentes de contacto azules e incluso se tiñó el pelo de rubio. “El último paso para ser uno de nosotros en vez de uno de ellos parece haber sido la decisión de matar a gente que de hecho era como él, de origen inmigrante", asegura Tamas, que pudiera considerarse el mayor experto en la vida de Ausonius. Estos sentimientos ultranacionalistas lo convirtieron en uno de los primeros en perpetrar ataques terroristas xenófobos de derecha, es decir, en uno de los precursores en tratar de crear el pánico y el caos por razones políticas. Entre agosto de 1991 y enero de 1992 disparó a once personas, todas de origen inmigrante. Le causó la muerte a una de ellas, el estudiante iraní Jimmy Ranjbar, y dejó graves secuelas a las otras. Ausonius utilizaba para estos crímenes un rifle equipado con una mira láser para apuntar con mayor precisión.

En febrero de 1992, después de haber viajado a Alemania escapando de la policía sueca, se cree que asesinó a Blanka Zmigrod, trabajadora de un restaurante. Ausonius discutió con esa mujer, acusándola de haberle robado una agenda electrónica del bolsillo de su abrigo. Al cabo de una semana, todo parece indicar que Ausonius regresó para vengarse. Durante su proceso judicial en Suecia, Ausonius negó haber matado a Zmigrod, pero sonrió al saber que era judía. La mujer había sobrevivido a los campos de concentración nazis de Auschwitz y Bergen-Belsen. El revólver empleado para asesinarla era idéntico al Browning que poseía John Ausonius. Aunque este nunca lo utilizó para disparar en Suecia, sí los usó para cometer nueve asaltos, tras los cuales huía en bicicleta.

Con este nuevo juicio se espera que Ausonius tenga asegurada la permanencia en la cárcel hasta el final de sus días. El proceso además cobra relevancia en Alemania porque se asume que el sueco también sirvió de inspiración para los asesinatos racistas cometidos en ese país por el grupo terrorista neonazi NSU entre 2000 y 2007, además de su supuesto rol en la mencionada masacre perpetrada por Anders Breivik en Noruega.