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domingo, 3 de diciembre de 2017

El descubrimiento solar con sello más español

Por Elizabeth Almeida

Es cierto que en las últimas décadas son varios los descubrimientos que ha llevado a cabo la ciencia relacionados con el espacio exterior y con las condiciones de algunos otros planetas del sistema solar, pero la mayoría ha demostrado que prácticamente ningún cuerpo celeste cercano reúne condiciones para que exista alguna forma de vida. No obstante, mediante estas investigaciones se han logrado obtener numerosos datos sobre esta galaxia y sus formaciones estelares, aunque la tecnología continúa desarrollándose cada vez más para intentar llegar más lejos. De hecho, hace poco los científicos descubrieron pequeñas explosiones ocultas en el Sol, nuestra estrella y máxima fuente de energía, que no han sido analizadas con profundidad hasta ahora y que han hecho a los científicos creer que pueden explicar uno de los mayores misterios existentes hasta ahora en torno a nuestra estrella, conocido como el misterio de la corona solar o la parte superior de la atmósfera solar, que es millones de grados más caliente que la superficie, conocida como fotosfera, algo que ha llenado de curiosidad a los aficionados a la astronomía.

No obstante, no hay que menospreciar datos del pasado, pues un grupo de investigadores españoles acaba de descubrir que una de las mejores observaciones solares hasta ahora realizadas, las llevó a cabo un adolescente en el año 1886, cuando la tecnología apenas comenzaba a estudiar el espacio exterior. Juan Valderrama y Aguilar era apenas un muchacho de solo 17 años cuando, el diez de septiembre de 1886, logró presenciar una erupción solar de luz blanca, un evento bastante extraño y que hoy en día es sumamente complicado de analizar.

El joven decidió poner en notas lo que veía. Describía una enorme y hermosa mancha solar desde ayer hasta hoy, alargado, debido a su proximidad con el extremo… “Mirándola con atención noté un fenómeno extraordinario en ella, en la penumbra al oeste del núcleo, y casi en contacto con ella, se distinguía un objeto muy brillante produciendo una sombra claramente visible.”

Recalcaba que el objeto tenía una forma casi circular, y que un rayo de luz salió de su parte oriental cruzando la mancha solar al sur del núcleo, lo que produjo una sombra en la penumbra que se perdió en la gran masa de fáculas que rodea el extremo oriental, escribió Juan Valderrama en sus notas, publicadas en un periódico francés de la época.

Este joven astrónomo aficionado tenía un telescopio pequeño, que tenía unos 6 centímetros de abertura y con un filtro de densidad neutra. Pero eso permitió a Juan observar el Sol y registrar este evento que, según datos de Solar Physics, es cronológicamente la tercera observada en la historia.

El caso de Valderrama es único, pues fue la única persona en el mundo hace más de un siglo que observó un fenómeno relativamente raro, una llamarada solar de luz blanca, que, hasta ahora, nadie había analizado en profundidad, explicó en un comunicado el coautor José Manuel Vaquero, de la Universidad de Extremadura.

Explicaron los expertos que las erupciones solares son rápidos aumentos en el brillo de las regiones de la atmósfera del Sol y se producen cuando hay una liberación repentina de energía debido a una gran reconfiguración magnética que libera la luz solar en todo el espectro electromagnético, aunque se observan con mayor frecuencia en los rayos X.

Estas llamaradas de luz blanca son uno de los casos más extremos de difusión de la luz solar, pues se producen con tal energía que incluso la fotosfera del Sol se ve afectada y se calienta, lo que crea una emisión de luz blanca muy brillante que puede ser perceptible y que es motivo de estudio por los científicos.