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miércoles, 6 de diciembre de 2017

El ejercicio físico en exceso, todo un desafío para la salud

Por Diana Santos

En el argot popular con frecuencia escuchamos o pronunciamos frases aplicables a diversas situaciones de la vida. Una de las más comunes reza: "está bueno lo bueno, pero no lo demasiado", o esa célebre que se le adjudica al gran Alejandro Magno: "en la justa medida radica la virtud". Y en efecto, son justamente los excesos, uno de los principales enemigos para nuestra salud.

El ejercicio físico aporta múltiples beneficios para el organismo humano; favorece los procesos metabólicos en órganos fundamentales como son el corazón, el cerebro y los pulmones. No obstante, investigaciones recientes señalan que la práctica de ejercicios de forma sistemática, no confiere protección absoluta frente a padecimientos cardiovasculares, como antes se pensaba.

Según Aaron Baggish, director del Programa de Rendimiento Cardiovascular del Hospital General de Massachussetts, en Boston; el ejercicio rutinario ayuda al fortalecimiento del sistema cardiovascular, pero no excluye a las personas activas de problemas cardíacos comunes.

La preocupación en este sentido es máxima, pues los expertos temen que este problema se acentùe, con la llegada próxima de las maratones que se realizan por estos meses. De acuerdo con resultados obtenidos por Baggish, la actividad física no aporta inmunidad absoluta frente a la injuria cardíaca. Por tal razón, aunque nos ejercitemos diariamente no podremos predecir la aparición o no de este tipo de procesos.

A pesar de no representar una garantía, está demostrado que el ejercicio reduce un sin número de padecimientos como la hipertensión arterial, enfermedades coronarias y la diabetes Mellitus. Sin embargo, una reducción del riesgo no implica una eliminación radical del mismo. Es importante que las personas atléticas no descuiden su salud ni realicen comportamientos que atenten contra el bienestar cardiovascular como son la adquisición de hábitos tóxicos, ingestión de comidas de poco valor nutricional y la exposición mantenida frente a situaciones de estrés.

Eso sí, aún persiste el temor de que las consecuencias negativas potencialmente irreversibles experimenten un incremento cada vez mayor ante la realización de un ejercicio físico intenso. Y a su vez, la interrupción brusca del entrenamiento cotidiano también se ha relacionado con la recurrencia de las anomalías cardíacas. De hecho, abandonar la práctica periódica de ejercicio físico significa potenciar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, patologías crónicas y los trastornos metabólicos, además de que conlleva cambios corporales nada agradables. Las cifras hablan por sí solas, la ausencia de actividad física provoca más de 5 millones de muertes en el mundo anualmente.