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martes, 19 de diciembre de 2017

Elefantes: el precio de la vida

Por ernestodacostamontiel

Según informaciones del diario estadounidense The New York Times, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos se movió el mes pasado para permitir que los cazadores traigan trofeos a casa de los elefantes asesinados en Zimbabwe y Zambia. En un informe de 39 páginas, la agencia citó el progreso de Zimbabwe en la creación de un plan de gestión sólido para sus 82 mil elefantes y evidencia de que los ingresos de caza se reinvierten en la conservación. La caza de trofeos bien gestionada – según este medio- "no tendría un efecto adverso sobre la especie, pero puede hacer esfuerzos adicionales para conservar la especie en la naturaleza".

El anuncio, que habría revertido una prohibición de trofeos de elefantes instituida durante la administración Obama, recibió elogios de grupos procazistas, como la Asociación Nacional del Rifle y el Safari Club International, y las críticas de los defensores de los derechos de los animales en todos los aspectos el espectro político. Inesperadamente, el presidente Trump intervino en Twitter, diciendo que la decisión del trofeo se retrasaría "hasta que revise todos los datos de conservación". Dos días después, el presidente se refirió a la caza de trofeos como un "espectáculo de terror" y arrojó dudas sobre su efectividad para ayudar a la conservación de elefantes y otras especies. Una decisión actualizada, agregó el presidente en su cuenta oficial, aún estaba pendiente.

Si el producto de la caza mayor se debe utilizar para proteger especies amenazadas y en peligro es una pregunta difícil de responder. En algunas áreas, incluidas Namibia y Zimbabwe, la estrategia ha ayudado a reactivar las poblaciones de vida silvestre. En otros, incluida Tanzania, la caza alimentó la corrupción y diezmó las especies. Entre los biólogos conservacionistas y los grupos de defensa, la caza de trofeos es la tercera vía: sus seguidores son en gran medida rechazados por los disparos sancionados y la matanza de elefantes, leones y otros grandes cazadores. Según reportó el periódico más importante de Nueva York, el asesinato de Cecil, un león zimbabuense, por un cazador estadounidense, desencadenó a instancias internacionales, una tormenta global en las redes sociales.

Michael Sas-Rolfes, investigador de la Universidad de Oxford que estudia el comercio de vida silvestre, aseguró a la prensa estadounidense que muchos conservacionistas han sido intimidados en silencio sobre el tema de la caza. Sin embargo, muchos expertos también creen que el producto de la caza es todo lo que impide que muchas comunidades pobres se vuelvan contra la vida silvestre local. Por otra parte, “mientras que el ruido en la prensa trata sobre la moral y el derecho de los hombres blancos a matar animales inocentes para colgar odiosamente en su pared, con los que estoy de acuerdo, esto realmente tiene muy poco que ver con la conservación pragmática", expresó Brian Child, un ecólogo en la Universidad de Florida.

Los críticos de la caza mayor en muy pocas ocasiones ofrecen alternativas viables para las comunidades que dependen de estos fondos para proteger la vida silvestre. Tampoco los países que emiten prohibiciones de trofeos suelen proporcionar asistencia financiera suficiente para compensar el déficit cuando los ingresos de caza desaparecen. El diario americano cifró que los cazadores pagan 65 mil a 140 mil dólares para cazar leones en Zimbabwe. Alarmantemente una caza de elefantes puede costar de 36 mil a 70 mil dólares (El precio sería más alto si no fuera por la prohibición del trofeo estadounidense).

Un estudio realizado por Craig Packer, director del Centro de Investigación del León en la Universidad de Minnesota, Estados Unidos descubrió que la caza deportiva contribuyó directamente al declive de los leones en la mayoría de las zonas de caza de Tanzania. Durante la última docena de años, también informó, el 40 por ciento de estas áreas fueron abandonadas debido a la disminución de las especies de trofeos.

Para la protección de estos animales y de los elefantes, la caza deportiva al parecer, resulta ser un método efectivo para el tratamiento de la población y el tráfico legal de las especies. En España, por ejemplo, existen instituciones y ONGs donde se educa sobre el cuidado y protección de los elefantes, los cuales son animales migratorios que siguen las antiguas rutas estacionales y así encontrar agua y alimentos, incluso en épocas de sequía o escasez. No obstante. si si los hábitats y rutas de migración no están asegurados, no tendrían la tierra que necesitan para sobrevivir.

Las autoridades españolas y organismos promueven la participación de las comunidades locales en un intento de minimizar la caza furtiva y los conflictos entre el humano, la vida silvestre, así como la capacitación, el equipo de guardabosques y el establecimiento de corredores de migración de los elefantes.