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miércoles, 6 de diciembre de 2017

La ropa también afecta a la salud

Por Jacky

Si nos imagináramos como nuestros antecesores, los primeros hombres, sin casi ropa que nos cubriera, la mayoría nos escandalizaríamos de solo pensar cualquier actividad pública sin vestimenta apropiada. Aunque la ropa se ha convertido en una moda, la usamos sobre todo para protegernos del clima: los rayos del sol, el frío, la lluvia. Sin embargo, investigadores de la Universidad Rovira i Virgili, de Cataluña, determinaron que la ropa en sí misma puede constituir un riesgo para la salud humana derivado de su contacto con la piel. Dentro de estas se encuentra la ropa de poliéster, presente en las camisetas deportivas, en la que se detectó presencia de antimonio que incluso estaba por encima de los límites permitidos en algunos casos.

Los investigadores analizaron la composición de cerca de 150 prendas de diferentes tiendas de Tarragona y Reus, que incluían supermercados hasta establecimientos de ropa de marca. Dentro de la investigación determinaron algunas piezas que podrían ser potencialmente peligrosas a través de su contacto directo con la piel, si quien las llevara lo hiciera de forma continuada.

Dentro de estas se encuentra la ropa de poliéster, presente en las camisetas deportivas, en la que se detectó presencia de antimonio que incluso estaba por encima de los límites permitidos en algunos casos.

Los investigadores que desarrollaron el estudio fueron Joaquim Rovira, Martí Nadal, Josep Lluís Domingo y Marta Schuhmacher, pertenecientes al grupo de investigación TecnATox (Centro de Tecnología Ambiental Alimentaria y Toxicológica).

La espectometría de masas de acoplamiento inductivo fue uno de los medios que emplearon para arribar a esos resultados, pues les permitió aislar los componentes de las prendas e identificar qué metales contenían. La segunda parte del estudio fue la de generar sudor artificial para comprobar si los metales presentes en los tejidos se desprendían en contacto con el sudor y si se impregnaban en la piel debido a un proceso de migración. La tercera parte del proceso fue una serie de procedimientos para detectar nanopartículas de plata y titanio en la ropa mediante el microscopio electrónico, evaluando posteriormente los riesgos para la salud de la presencia de estos metales.

Los especialistas analizaron casi 30 metales diferentes y sus efectos al interactuar con la piel. Si bien se conocía que los riesgos derivados de la exposición cutánea a algunos metales tóxicos era más bien residual, este estudio determinó niveles elevados de cromo en prendas de poliamida negra, altos niveles de cobre en prendas de color verde, azul o marrón y la presencia de nanopartículas de plata y de titanio en algunas prendas, aunque en este caso se desconocen sus efectos tóxicos.

Lo más preocupante para los investigadores fue el descubrimiento, como mencionábamos en párrafos anteriores, de antimonio en algunas prendas de poliéster. El antimonio es un metal que se usa como catalizador para hacer fibras de poliéster, por lo que habitualmente deja residuos en el proceso de fabricación. Este metal al entrar en contacto con la piel produce afectaciones dérmicas, problemas en el tracto gastrointestinal y al aparato reproductor. Incluso, este ha sido clasificado por la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC) como un metal posiblemente cancerígeno para los humanos.

Los resultados de esta investigación señalan entonces que actualmente las personas nos encontramos expuestas mediante la piel, a una variedad de aditivos producto de la industria textil, de los cuales incluso se desconocen sus posibles efectos en nuestra salud, aunque de otros se sabe que suponen un riesgo de salud en caso de vestir algunas prendas de ropa ininterrumpidamente.

Tomando estos resultados como punto de partida, las siguientes líneas de investigación se centrarán en analizar otras sustancias presentes en la ropa como los retardantes de llama y los compuestos perfluorados. Además del interés por estudiar los efectos de estas sustancias en la microflora de la piel, pues un empobrecimiento de la microflora puede provocar alergias o infecciones de otros microorganismos foráneos o parasitarios.