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sábado, 2 de diciembre de 2017

Las ciudades arrasadas tienen solución

Por Jacky

Las guerras y los desastres naturales no solo cobran su saldo en las vidas humanas, sino que pueden convertir ciudades enteras en ruinas, dejando escombros, cadáveres, materiales tóxicos, minas antipersonales o municiones sin explotar. Durante el casos que sigue a las emergencias, todavía se acumulan en las calles los escombros; los sobrevivientes y los que llegan para brindar ayuda, por lo general empiezan a removerlos. Pero en esas circunstancias, lo que se hace y lo que se debería hacer son por lo general dos cosas muy diferentes. Como señala Martin Bjerregaard, director de la organización Disaster Waste Recovery (Recuperación de Desechos de Desastres), los políticos por lo general,empujados por la prisa, recurren a soluciones rápidas que tienen serias repercusiones. Añade que aunque son situaciones muy difíciles para trabajar, uno no puede simplemente lanzar los desechos en un agujero, que es, sin embargo, lo que pasa la mayor parte del tiempo.

Las guerras y los desastres naturales no solo cobran su saldo en las vidas humanas, sino que pueden convertir ciudades enteras en ruinas, dejando escombros, cadáveres, materiales tóxicos, minas antipersonales o municiones sin explotar. Los más recientes efectos se han visto con los huracanes Harvey, Irma y María; los dos fuertes terremotos que azotaron el sur y el centro de México o los conflictos en Medio Oriente, que también han destruido numerosas ciudades.La cuestión es entonces quién se encarga de limpiarlas después de la catástrofe y qué pasa con los productos de tanta destrucción.

Durante el caos que sigue a las emergencias, todavía se acumulan en las calles los escombros; los sobrevivientes y los que llegan para brindar ayuda, por lo general empiezan a removerlos. Pero en esas circunstancias, lo que se hace y lo que se debería hacer son por lo general dos cosas muy diferentes, según dicen Martin Bjerregaard y Aiden Short, especialistas en desastres que han trabajado en todo el mundo después del paso de huracanes, terremotos y guerras.

Como señala Martin Bjerregaard, director de la organización Disaster Waste Recovery (Recuperación de Desechos de Desastres), los políticos por lo general,empujados por la prisa, recurren a soluciones rápidas que tienen serias repercusiones. Añade que aunque son situaciones muy difíciles para trabajar, uno no puede simplemente lanzar los desechos en un agujero, que es, sin embargo, lo que pasa la mayor parte del tiempo.

Por ejemplo, luego del huracán Katrina, en 2005, las autoridades de Luisiana arrojaron más de 30 millones de metros cúbicos de escombros, el equivalente para llenar tres estadios, en vertederos locales. Además, se abrieron nuevos vertederos, muchos de los cuales no tenían la capacidad de evitar filtraciones de toxinas y no se separó la mayoría de la basura, e incluso se autorizó el vertido de materiales habitualmente prohibidos.

La composición de los restos es la razón fundamental por la que no pueden simplemente ser enterrados en un agujero. Aunque los desechos varían en dependencia de la crisis, por lo general incluyen un extenso rango de desechos líquidos y sólidos, que incluyen materiales industriale sy de construcción de los edificios afectados, aparatos electrónicos, árboles, vehículos y bienes personales, materiales peligrosos como asbesto, pesticidas, disolventes y aceites. Es obvio que arrojar estos desperdicios juntos o sin control resulta una amenaza para la salud pública y el medio ambiente. En ese sentido, en las zonas de conflicto también abundan metales pesados, residuos tóxicos de explosivos y trampas "caza bobos".

Es por eso que es esencial que las autoridades trabajen junto con expertos y pobladores locales para desarrollar un detallado plan de limpieza.

En países como Estados Unidos, donde se ha desarrollado capacidad institucional, la limpieza corre normalmente por cuenta del gobierno federal y sus instituciones afiliadas, unidas a las instancias estatales y municipales. Sin embargo, en aquellas naciones que no cuentan con mayores recursos, o que han perdido a sus instituciones, la labor es usualmente asumida por Naciones Unidas y ONGs.

Las guías de Naciones Unidas recomiendan realizar una evaluación rápida del daño en las primeras 72 horas, haciendo énfasis en la habilitación de carreteras para posibilitar el acceso de los vehículos de emergencia. Otra prioridad es lidiar con materiales peligrosos, especialmente en zonas de conflicto. Luego de que se ha lidiado con los peligros inmediatos, se hacen una evaluación más detallada de los escombros y planes para disponer de los mismos.

Como explica Ugo Blanco, asesor regional para crisis y conflictos del Programa de Naciones Unidos para el Desarrollo en América Latina y el Caribe, hay dos estrategias posibles.Una es contratar expertos y llevar maquinaria pesada y otra involucrar a la comunidad en las labores de limpieza de escombros, en un esquema de "dinero por trabajo".

Según el asesor, ambas estrategias tienen sus pros y sus contras. En el caso de la primera, si bien la maquinaria es rápida, también es costosa. Mientras que el dinero por trabajo es más lento pero tiene la ventaja de involucrar a la comunidad y favorecer su sustento en los días posteriores a la emergencia.Por su parte, explica que cuando la ONU participa, generalmente se combinan ambas estrategias,dependiendo de la necesidad.

A partir de la segunda semana de la crisis a menudo se involucran especialistas en el tema como Martin Bjerregaard y Aiden Short, el director de UrbanResilencePlatfrom (Plataforma de Resiliencia urbana). Para ese momento ya disponen de una buena idea de la situación en el terreno gracias a diferentes fuentes, como las imágenes satelitales. Ambas organizaciones corren con sus propios costos para llegar a las zonas de desastre y coordinar con las autoridades locales para financiamiento y apoyar a los planes ya existentes. Entonces la estrategia dependerá de las prioridades y objetivos de las autoridades.

Otra manera de disponer de los desperdicios es verlos como dinero, como fuente de reciclaje. Según Blanco, aunque para muchos son simplemente basura, si se los maneja adecuadamente se pueden convertir en un ingreso social. En ese sentido, por ejemplo, pueden ser reutilizados reciclados algunos materiales de construcción.Además, esta opción del reciclaje le quita una carga a vertederos y otras instalaciones, así como a los recursos naturales generalmente sobreexplotados para la reconstrucción, a la vez que genera trabajo para personas y empresas.

Esta manera de convertir los desastres en cambios positivos es lo que quieren los expertos. En ese sentido, Blancoseñala que los desastres enfatizan las vulnerabilidades de ciudades, familias e instituciones. Y el manejo de escombros y desechos es el primer paso hacia la construcción de comunidades, instituciones y naciones más fuertes.