Los escándalos sexuales saltan de Hollywood a la política
Como una compleja red de vasos comunicantes, la oleada de denuncias de acoso sexual en Estados Unidos, iniciada con el magnate productor hollywoodense Harvey Weinstein, se ha extendido también hacia la política y el más reciente de estos escándalos ha tocado al senador demócrata Al Franken. Acusado por ocho mujeres de mantener conductas inadecuadas de carácter sexual, el parlamentario ha anunciado su renuncia en un esperado discurso ofrecido este jueves en la Cámara Alta del Senado estadounidense, luego de que se intensificaran las presiones dentro de su propio partido para que presentara la dimisión. Franken, de 66 años, es senador desde 2009.
No es el único en la política norteamericana que ha caído por estos días, tras la salida a la luz de alguna denuncia sexual. El también legislador demócrata John Conyers ha anunciado esta misma semana que no se presentará a la reelección en 2018, a raíz de las peticiones de sus compañeros de partido de que dejara el escaño por otra serie de acusaciones de abuso sexual, luego de 50 años en el Legislativo. Franken, por su parte, es uno de los más populares representantes demócratas y en algún momento su nombre se ha manejado como aspirante a la presidencia en las elecciones de 2020.
En su discurso de renuncia no perdió la oportunidad de defenderse contra las acusaciones que se le impugnan, cosa que ya había hecho en otros diversos escenarios. Algunas de ella, declaró, son "simplemente falsas”, mientras que otras, dice recordarlas de forma diferentes. Anteriormente ya había ofrecido disculpa ante cualquier ofensa, e incluso propuso ser objeto de una investigación en el Comité de Ética del Senado.
Curiosamente, el escándalo y la dimisión de Franken, senador por Minesota, tienen lugar cuando solo restan cinco días para la elección especial al Senado por Alabama. A ella también se presenta el republicano Roy Moore, sobre quien pesa una acusación de acoso sexual a menores, sin que este haya manifestado la menor intención de renunciar a su cargo, y contando incluso con el abierto apoyo del presidente Donald Trump.
Quizás por ello Franken no perdió la oportunidad de llamar la atención sobre el asunto, aprovechando la atención mediática que ha tenido su caso. "Soy consciente -insistió- de que hay algo de ironía en el hecho de que yo me vaya, mientras que un hombre que ha alardeado delante de las cámaras sobre su historial de agresión sexual es quien se sienta en el Despacho Oval". ¿Cosas de política?
Lo cierto es que, desde septiembre, con el caso Weinstein, la comunidad femenina y la sociedad en general, parecen dispuestas a poner freno al largo historial de abusos sexuales, mucho de ellos, ocultos durante muchos años. Qué alcance podrá tener este movimiento ciudadano en áreas de la política y la economía, teniendo en cuenta la talla de las figuras que han sido blanco de acusaciones, es difícil determinar. Por lo pronto movimientos como #MeToo (Yo también) han decidido terminar con el silencio.
