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lunes, 25 de diciembre de 2017

Los Marlins de Miami se desarman

Por Julio Zambra

Los fanáticos del equipo de beisbol Marlins de Miami (anteriormente Marlins de la Florida) creían que tras la compra de la franquicia por un grupo capitaneado por el ex short stop estrella de los Yankees de Nueva York, Derek Jeter, en una transacción valorada en 1200 millones de dólares, los fracasos del conjunto terminarían por desaparecer. Y es que tras ganar la Serie Mundial del año 2003, en aquel entonces radicados en la Florida, nunca más han podido acercarse a planos estelares. Todo lo contrario, se han convertido en un equipo sotanero y perdedor, imagen que aspiran a cambiar los nuevos directivos.

La junta ha puesto en marcha un plan de gran envergadura para reunir más capital y contar con un colchón financiero más amplio en el futuro de la organización. Conocido como "Proyecto Citrus'', la estrategia fue delineada en un correo electrónico a potenciales inversionistas en los “peces” que pudiera añadir entre $175 y $250 millones, de acuerdo con varios reportes de prensa. Sin embargo, una serie de movimientos en el mercado de invierno ha dejado mal parados a Jeter y compañía.

En el transcurso de una semana, los Marlins cambiaron al intermedista Dee Gordon a los Marineros de Seattle, a su superestrella Giancarlo Stanton a los Yankees de Nueva York y al estelar jardinero dominicano Marcell Ozuna a los Cardenales de St. Louis. Además, licenciaron al lanzador dominicano Edinson Vólquez y se encuentran inmersos en conversaciones con varios conjuntos para tratar de mover al jardinero Christian Yelich, una de las figuras con mayores perspectivas de crecimiento. Mientras algunos entendidos lo llaman una reconstrucción obligatoria, los fanáticos creen que la gestión hasta el momento deja mucho que desear.

Cuando el grupo liderado por Bruce Sherman y Derek Jeter compró los Marlins, se supo que su primer objetivo era reducir la nómina salarial de $115 millones a cerca de $90 millones para el 2018 como parte de una estrategia de controlar el gasto al comienzo de la nueva gestión. Para cumplir esa meta, Miami tendría que deshacerse de alrededor de $50 millones de dólares. Cuando soltaron a Stanton, se ahorraron $265 millones para la próxima década, incluyendo $25 millones en el 2018. Gordon ingresará $10,8 millones la próxima temporada (que tendrán que abonar los Marineros), mientras que Ozuna, quien ganó $3,5 millones este año, debe tener un notable aumento en su sueldo, que será asumido por la franquicia de los Cardenales.

En esos menesteres, la contratación estrella para los Marlins fue el “camarero” dominicano Starlin Castro, proveniente de los “Bombarderos del Bronx”, quien ganará cerca de $24 millones en los próximos dos años, además de nueve prospectos. Al despedir al lanzador quisqueyano Edinson Vólquez, quien se recupera de una operación "Tommy John", los Marlins ganan un espacio en el roster de 40 jugadores, aunque tendrán que pagarle $13 millones. Vólquez fue operado en agosto pasado y en el escenario más optimista solo reaparecería en las últimas semanas de la próxima temporada. Una mirada objetiva a estos movimientos se traduce en un balance negativo para el club al quedarse sin sus principales estrellas.

El deterioro de la situación de los Marlins no ha pasado desapercibido para la fanaticada local. Uno de los más ilustres fanáticos, Barry Jackson, mostró su descontento en las redes sociales y dijo que él siempre ha apoyado a la franquicia y podría llamarse “Marlins Man”, que es poseedor de boletos de temporada desde 1993, pero sentenció que no se ha renovado para la próxima temporada y está furioso con la posibilidad de pagar los precios de las grandes ligas "para ver a un equipo Triple A".

A propósito, este 19 de diciembre Derek Jeter dio la cara en el Marlins Park para satisfacer las dudas de los aficionados que se reunieron allí. La reunión no fue tan amena como él esperaba, los fanáticos fueron bastante incisivos en sus preguntas. “Quiero que la gente comprenda que este no es un período de cambio por el cambio, de cambiar para volver a romper”, explicó Jeter. “Hacemos los cambios para ganar a corto y a largo plazo. Para construir una organización de primera clase”, concluyó. Las preguntas se centraron, sobre todo, en la partida de jugadores populares, algo que la fanaticada no verá con buenos ojos hasta que el proyecto emergente de la nueva directiva empiece a lograr buenos resultados.