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martes, 26 de diciembre de 2017

Los niños españoles, las mayores víctimas

Por Diana Santos

Son arremetidos por quien debiera constituir la primera escuela del hombre, la familia. Sin embargo, en España se evidencia el típico caso de que no siempre lo ideal, se impone sobre la realidad. Estudios recientes reportaron que durante el 2017, en el país cerca de 13.818 menores fueron víctimas de violencia o de algún tipo de maltrato familiar.

Se trata de una realidad silenciada en España. Solo que el silencio también tiene sus límites. El máximo encargado de registrar estas estadísticas fue el Registro Unificado de casos de sospecha de Maltrato Infantil (RUMI), principal instrumento del cual dispone el Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales, para medir el comportamiento de estos fenómenos en la población española. Estas sorprendentes cifras ensombrecen la dinámica socio- educacional en el territorio español, pues los dígitos descubiertos informan que, al menos, por día, alrededor de 37 niños sufren de alguna variedad de abuso.

La gran mayoría de los malos tratos denunciados (8.088) pueden ser clasificados como "leves o moderados", siendo 5.730 la cifra de incidencias catalogadas como "graves". En el 55% de los casos fueron los niños varones las principales víctimas (224), exceptuando el delito de agresión sexual, donde las niñas sumaron al doble estas cifras (463). Mientras un 51% de los abusos anunciados se tildaron de "negligentes" por parte de los máximos cuidadores, cerca de un 26% se anexaron a la lista de maltratos de corte emocional, un 19% a posibles agresiones físicas y el 4% restante, a abusos sexuales.

Teniendo en cuenta los diferentes grupos etarios, se determinó que la población más afectada, víctimas directas de violencia familiar, fueron las edades comprendidas entre 11 y 14 años (3.760), siguiéndoles en orden de frecuencia, los menores de tres años (2.324) respectivamente. Si bien este problema ha sido ampliamente difundido, alega Catalina Perazzo, experta en políticas contra la violencia infantil en España, aún existen algunos contratiempos que impiden ver con claridad la magnitud de este fenómeno en la población española.

Esta luchadora incansable, como bien se describe, cree necesario "fomentar una conciencia social para disminuir la incidencia de estos casos en el futuro", exhortando a las autoridades locales, al establecimiento de políticas más estrictas, que protejan a los niños de tales adversidades. Eso sí, la familia es la principal responsable y garante de la integridad de sus hijos, no de su muerte.