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jueves, 21 de diciembre de 2017

Odebrecht: dos años y medio de prisión

Por Julio Zambra

Marcelo Odebrecht, exconsejero delegado de la compañía constructora Organización Odebrecht, salió de la cárcel de Curitiba en Brasil tras dos años y medio de reclusión, para cumplir los siete años y medio que le quedan de sentencia bajo régimen de prisión domiciliaria en una mansión de tres mil metros cuadrados en Sao Paulo, donde se reencontrará con su familia. Odebrecht, de 49 años de edad, fue trasladado desde la cárcel hasta un juzgado de la ciudad, donde debía colocársele una tobillera electrónica. A día de hoy, todavía surgen nuevas pruebas de este escándalo que ha sacudido la política de América Latina.

El empresario brasileño, eje central del escándalo internacional "Lava Jato" (Lavado de Autos), dejó la prisión y continuará cumpliendo bajo arresto domiciliario su condena por corrupción, una conmutación de pena de carácter bastante indulgente. El empresario permanecía detenido después de haber sido sentenciado el año pasado a treinta y un años y medio de cárcel por los cargos de corrupción activa, lavado de dinero y asociación delictiva en dos causas relacionadas con "Lava Jato", tras haber sido condenado hasta ahora en solo dos de siete procesos. El origen del cambio de sentencia radica en un acuerdo de cooperación judicial, conocido popularmente como "delación premiada", suscrito con la Fiscalía de Brasil, y del cual forman parte otros setenta y seis ejecutivos de la empresa, uno de las gigantes mundiales del sector de la construcción. El acuerdo de cooperación determina que el empresario cumpla un total de 10 años de condena, es decir, le restarían solamente 7 años y medio de sentencia.

Marcelo “el príncipe” Odebrecht fue trasladado por la Policía para una audiencia con la jueza federal Carolina Lebbos. Posteriormente, se espera que recalará en su lujosa residencia de Sao Paulo en el sudeste brasileño, de donde no podrá salir más que en detalladas ocasiones y recibir un número limitado de visitas. Su traslado ya estaba previsto desde hace algún tiempo. El acuerdo de colaboración con la Justicia también obligó al heredero de uno de los mayores conglomerados empresariales de Brasil a pagar una multa de 73,3 millones de reales (22,2 millones de dólares). El acuerdo judicial contempla que el exdirectivo permanezca recluido en su mansión durante los próximos dos años y medio, al final de los cuales tendrá derecho a pasar al régimen de prisión semiabierta, con lo que podrá salir de día para trabajar pero tendrá que dormir todas las noches en casa. Al final de este período, tendrá que cumplir otros dos años y medio de prisión en régimen abierto, para un total de diez años.

Los detalles de las condiciones de detención de Marcelo Odebrecht en Curitiba han sorprendido a no pocas personas pues contaba con derecho a microondas, heladera y televisión, mientras que las puertas de su celda siempre estaban abiertas. Sin embargo, la prisión en casa será mucho más confortable, palabra rara en la jerga carcelaria, aunque no para un personaje de tamaña jerarquía. Según la prensa brasileña, Odebrecht viajó a Sao Paulo con escolta policial en su jet privado. Una vez en la ciudad, se reencontró con su esposa Isabela y sus tres hijas en una lujosa mansión del barrio Morumbi. Comparada con su actual celda de doce metros cuadrados, la nueva prisión será una jaula de oro: ubicada en uno de los barrios privados más ricos de la ciudad, la vivienda tiene una superficie de tres mil metros cuadrados y, como detalle, una gigantesca piscina, según los periodistas.

El declive de Marcelo Odebrecht se inició el 19 de junio de 2015, cuando fue detenido en el marco de la Operación Lava Jato, acusado de pagar sobornos a decenas de políticos de todas las tendencias para obtener contratos en la estatal brasileña Petrobras. Tras resistir casi dos años a una lluvia de acusaciones, la empresa acordó revelar sus delitos para suavizar las condenas y poder sobrevivir. Las confesiones condujeron a cientos de investigaciones contra ministros, diputados y empresarios de Brasil y de otros países de América Latina. En Perú, la investigación relativa al tema está a punto de provocar la destitución del presidente Pedro Pablo Kuczynksi y se procesa también al exmandatario Ollanta Humala y su esposa; mientras que en Ecuador ya ha llevado a la cárcel al vicepresidente Jorge Glas.