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jueves, 7 de diciembre de 2017

Qué comer para prevenir el cáncer

Por Anitaa

Cuando se habla de enfermedades mortales, una de las que más asusta es el cáncer, cuyas causas responden a factores multifactoriales. Es muy complejo entender el proceso al que somete al organismo, y lo peor, es que resulta muy prolongado. Esa multiplicación de células anormales, bajo el efecto de factores internos como hormonas, el estado de inmunidad o la historia genética familiar, o por la influencia de factores externos como sustancias químicas, radiaciones y virus, se convierte entonces en una preocupación a nivel mundial, especialmente para la comunidad científica que constantemente anhela encontrar la cura salvadora. 

Sin dudas, prevenir será siempre la mejor opción, teniendo en cuenta que hasta el momento nada ha podido evitar la formación de los llamados oncogenes, responsables de la diseminación del cáncer en distintas zonas del organismo. Se ha constatado de manera coherente que adecuados hábitos de alimentación pueden reducir factores de riesgo que condicionan la aparición y propagación de enfermedades como el cáncer. Cuando se mencionan hábitos de vida saludables, es importante insistir en la práctica de ejercicio físico y en la necesidad de alejarse de vicios y entornos que favorecen la contaminación ambiental. Comer sano se ha asociado también en las últimas décadas a la prevención del cáncer y otros padecimientos, a partir de investigaciones realizadas. Ya desde finales de los años 70 se afirmaba que entre el 30 y el 70 por ciento de los cánceres se encontraban vinculados con la alimentación. Las investigaciones se centraron entonces en costumbres culinarias como las del pueblo japonés y de algunas comunidades de África, teniendo en cuenta la baja incidencia de determinados tipos de cáncer y el bajo consumo de carnes rojas. Se constató que cuando los habitantes de estos sitios emigraban a otros países y abandonaban sus costumbres alimentarias, las probabilidades de padecer cáncer de mama y otros, crecía.

También el consumo de vegetales se ha visto asociado a menos riesgo de padecer cualquier tipo de cáncer, si el hábito se mantiene en la comunidad de origen o incluso si se ha emigrado a otra. Los científicos han tomado en serio la investigación sobre este tema del cáncer y los hábitos alimentarios en lugares donde la esperanza de vida es elevada, como en Creta, al sur de Grecia, y en la parte meridional de Italia. La dieta mediterránea se ha impuesto como patrón dietético en el mundo, relacionado con la baja incidencia de enfermedades crónicas no transmisibles, dentro de las cuales se encuentra el cáncer.Se trata de un menú, basado fundamentalmente en frutas, verduras y cereales integrales, y se suman aquellos alimentos como el olivo, la uva y el trigo, entre otros, que son propios de ese entorno. Es una alimentación equilibrada, agradable, sana y con elementos protectores para evitar la enfermedad.Otro menú protector contra el desarrollo del cáncer proviene de Asia, pues la comida china, de Japón y Tailandia es abundante en legumbres, arroz, poca carne y dulce, muchas verduras, así como bajo contenido en grasas y abundante fibra. Todo lo contrario en las dietas del occidente del mundo, que tienen alto contenido de grasa saturada y carne roja. De hecho, en esa región del mundo es donde más se ha registrado la incidencia de cáncer de colon, entre otros tipos. Las mujeres que tienen una mayor probabilidad de sufrir cáncer de mama han declarado que consumen alimentos ricos en azúcares y harinas refinadas, comida chatarra, alto contenido de grasas, y muchos productos con conservantes, edulcorantes y aditivos, lo que influye también en el sobrepeso y la obesidad. Estos trastornos metabólicos asociados al peso están muy relacionados con enfermedades cardiovasculares y con el cáncer, por lo que es necesario desde edades tempranas incidir en la motivación de los pequeños en consumir frutas, vegetales y alimentos cocinados de manera adecuada.Es mejor prevenir desde los primeros años de vida pero aún siendo adultos, podemos incidir en nuestra salud de manera positiva, modificando nuestros estilos de vida. Tendremos menos riesgo en nuestra salud.