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sábado, 13 de enero de 2018

La historia de la sinfonía de las ballenas

Por Elizabeth Almeida

La industria ballenera llegó en un momento a tener más valor que el resto de toda la industria pesquera, por los grandes beneficios que reportaba, explica el doctor Payne y refiere que aunque había una Comisión Ballenera Internacional establecida para controlar la población de ballenas, las cuotas de caza que permitía eran demasiado altas y las ballenas se estaban extinguiendo. Por ello decidió hacer algo al respecto y el biólogo viajó a Bermuda donde conoció a un ingeniero acústico, Frank Watlington, que le explicó que grababa unos sonidos curiosos en el mar, pues tenía una terminal conectada con un cable a un micrófono submarino, con el que grababa lo que se atravesaba en el agua.

Hace solo 50 años, no se conocía en el mundo prácticamente nada acerca de esos grandes mamíferos que habitan los mares, las ballenas. La única cosa que la gente conocía de las ballenas era por la novela de Herman Melville llamada Moby Dick, y es que tamaño de estos animales llevó a la gente a temerles, dice en entrevista con la agencia BBC, el doctor Roger Payne, biólogo estadounidense que lleva medio siglo estudiando estos mamíferos marinos. Refiere igualmente, que en esa época, las ballenas estaban siendo cazadas casi hasta la extinción, debido a una industria ballenera en la que la carne o el aceite alcanzaban precios altísimos,

De hecho, durante la década del 60 del pasado siglo, y con el uso de potentes arponeros, los pescadores llegaron a matar hasta 30 mil ballenas azules, consideradas como el animal más grande de la naturaleza.

El reconocido biólogo Roger Payne, horrorizado ante la creciente cifra de muertes de ballenas, buscó maneras de hacer que la gente conociera más sobre estas criaturas e y cambiara su opinión acerca de ellas., lo que a su vez impediría su feroz caza.

La solución la halló inesperadamente en el canto de las ballenas y en una grabación submarina de ese ahora conocido sonido que emiten esos animales, que se convirtió en un disco que recorrió el mundo e impulsó el movimiento conservacionista actual.

La industria ballenera llegó en un momento a tener más valor que el resto de toda la industria pesquera, por los grandes beneficios que reportaba, explica el doctor Payne y refiere que aunque había una Comisión Ballenera Internacional establecida para controlar la población de ballenas, las cuotas de caza que permitía eran demasiado altas y las ballenas se estaban extinguiendo.

Por ello decidió hacer algo al respecto y el biólogo viajó a Bermuda donde conoció a un ingeniero acústico, Frank Watlington, que le explicó que grababa unos sonidos curiosos en el mar, pues tenía una terminal conectada con un cable a un micrófono submarino, con el que grababa lo que se atravesaba en el agua. Describía unos sonidos que, por su volumen, supuso que provenían de ballenas porque animales más pequeños no los hubieran podido producir.

Posteriormente, en una salida en la embarcación de Watlington interceptaron lo que creían que eran una ballenas jorobadas, pero cuando Roger Payne se puso lo audífonos escuchó algo realmente único. Refiere que el sonido lo tomó completamente por sorpresa cuando empezó a escuchar esos espectaculares y virtuosos despliegues musicales. Era una sensación profunda que te penetraba como ninguna otra cosa que escuchar antes, dice.

A partir de ese momento, el doctor Payne decidió investigar el poderoso canto de las ballenas y descubrió que tenían diferentes temas musicales, que repetían en secuencias. Lo más impactante fue el canto, dice, cuando estás justo a su lado, que describe como una gran mano vibrante en el pecho que hacía castañear los dientes.

Aunque aún hoy no se han podido descifrar exactamente de qué va el canto de las ballenas, el biólogo concluye que estos sonidos son una demostración de la capacidad del macho, que son los que cantan, para mostrar cuánto tiempo pueden aguantar sin salir a la superficie a respirar. Es como el canto de los pájaros, explica Payne, pues estos lo hacen tanto para llamar la atención de una pareja como para amenazar a otros machos que intenten entrar en su territorio.

El biólogo propuso lanzar un disco con los cantos de las ballenas, el que se convirtió en la grabación de la naturaleza de mayor venta de todos los tiempos. De hecho, según Payne, el resultado fue lo que hoy en día se llamaría viral, pues el disco primero se volvió oro y luego alcanzó el platino. Además, incluía un folleto que describía el peligro en que se encontraban estos enormes mamíferos marinos, y por ello, el impacto fue inmediato. A partir de ello, muchos países empezaron a formar organizaciones para salvar las ballenas.