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viernes, 5 de enero de 2018

¿Que conoces del alcoholismo?

Por dianell

Alcoholismo es una enfermedad crónica y habitualmente progresiva producida por la ingestión enorme de alcohol etílico, bien en forma de bebidas alcohólicas o como constituyente de otras sustancias. La OMS define el alcoholismo como la absorción diaria de alcohol mayor a 50 gramos en la mujer y 70 gramos en el hombre (una copa de licor o un combinado tiene aproximadamente 40 gramos de alcohol, un cuarto de litro de vino 30 gramos y un cuarto de litro de cerveza 15 gramos). El alcoholismo parece ser derivado por la combinación de varios factores fisiológicos, psicológicos y genéticos. Se caracteriza por una dependencia emocional y a veces orgánica del alcohol, y provoca un daño cerebral progresivo que lleva finalmente la muerte.

El alcoholismo es un fenómeno que en la actualidad se hace más preocupante ya que cada día existen mas personas que beben alcohol y desee más temprana edad. El mismo afecta más a los varones adultos, pero está aumentando su incidencia entre las mujeres y los jóvenes. El consumo y los problemas derivados del alcohol están aumentando en todo Occidente desde 1980, conteniendo a Estados Unidos, la Unión Europea y la Europa oriental, así como en los países en vías de desarrollo.

El alcoholismo, a diferencia del simple consumo excesivo o insensato de alcohol, ha sido apreciado en el pasado como un síntoma de estrés social o psicológico, o un comportamiento aprendido e inadaptado. El alcoholismo ha sido definido recientemente, de forma más acertada, como una enfermedad muy compleja en sí, con todas sus consecuencias. Se desarrolla a lo largo de años con síntomas, muy sutiles, que incluyen la ansiedad por la disponibilidad de alcohol, lo que influye potentemente en la elección por parte del enfermo de sus amistades o actividades. El alcohol se está considerando cada vez más como una droga que cambia el estado de ánimo, y menos como una parte de la alimentación, una costumbre social o un rito religioso.

Al principio el alcohólico puede aparentar una alta tolerancia al alcohol, absorbiendo más y mostrando menos efectos nocivos que la población normal. Posteriormente, sin embargo, el alcohol empieza a tener cada vez mayor importancia, en las relaciones personales, el trabajo, la reputación, e incluso la salud física. El paciente pierde el control sobre el alcohol y es incapaz de evitarlo o moderar su consumo. Puede llegar a producirse dependencia orgánica (física), lo cual obliga a beber continuamente para evitar el síndrome de abstinencia.

El alcohol trae sobre el organismo un efecto tóxico directo y un efecto sedante; asimismo, la ingestión grande de alcohol durante periodos prolongados conduce a faltas en la nutrición y en otras necesidades orgánicas, lo cual enreda la situación. Los casos avanzados requieren hospitalización. Los efectos sobre los principales sistemas del organismo son acumulativos y contienen un amplio rango de alteraciones en el aparato digestivo, entre las que se destacan las úlceras de estómago y de duodeno, la pancreatitis crónica y la cirrosis hepática, así como lesiones irreversibles en los sistemas nerviosos central y periférico. Pueden llegar a producirse desmayos, alucinaciones e intensos temblores, síntomas del síndrome de abstinencia alcohólica más grave, y el delirium tremens, que puede ser mortal a pesar del tratamiento adecuado; esto último contrasta con los síndromes de abstinencia de los opiáceos como la heroína, que aunque muy aparatosos rara vez son inevitables. Se ha demostrado que la ingestión de alcohol durante la gestación, incluso en cantidades moderadas, puede producir daños graves en el feto, especialmente retraso en el desarrollo físico y mental; la forma más grave de este retraso, poco frecuente, se llama síndrome de alcoholismo fetal.

Pero nunca es tarde si a tiempo, o con al menos deseo se empieza un tratamiento para curar el cuerpo. El tratamiento primario emprende con el reconocimiento del alcoholismo como un problema que necesita atención, en vez de considerarlo secundario a otro problema inferior como se hacía antaño, esto es por el mismo paciente. Se están desarrollando rápidamente residencias especializadas para su tratamiento y unidades específicas en los hospitales generales y psiquiátricos. A medida que la sociedad se concienciaron la verdadera naturaleza del alcoholismo, reduce su consideración como estigma social, los enfermos y sus familias lo ocultan menos y el diagnóstico no se retrasa tanto. Los tratamientos más precoces y óptimos están produciendo unas altas y esperanzadoras tasas de recuperación.

Además de resolver las complicaciones orgánicas y los cuadros de abstinencia, el tratamiento pasa por los consejos y entrevistas individualizados y por las técnicas de terapia de grupo encaminadas a conseguir una abstinencia no forzada de alcohol y otras drogas. La abstinencia es el objetivo querido.

El alcoholismo es hoy un problema social, es una un problema que cada vez toma mayor manifestación y al cual no podemos dejar de la mano.