Las grandes víctimas del conflicto sirio
Más de mil niños han sido asesinados en Siria durante los dos primeros meses de 2018, ha dicho Christophe Boulierac, portavoz del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF por sus siglas en inglés). En Duma, en la región sitiada del este de Ghuta, “vivir en las mazmorras es lo usual”, agregó.
El personal de la agencia ONU que pudo entrar a Duma junto con el convoy de ayuda, informó que la situación es “abrumadora”, el “miedo es palpable” y que en las últimas cuatro semanas, las familias viven bajo tierra en refugios atestados.
En ese sentido, el sistema de Naciones Unidas adjudicó la culpa de las desgracias en ese país árabe a las potencias de Rusia y Estados Unidos, las cuales han despreciado las reglas convencionales de la guerra.
Ambas naciones son para la ONU, junto al propio gobierno sirio, los actores protagónistas del conflicto. De ahí que el organismo multilateral los acuse de cometer presuntos crímenes de guerra.
Se trata de delitos en los que los propios acusados, valiéndose de estrategias más o menos denigrantes, han impedido hasta ahora los juicios.
Como parte de la presentación del último informe de la ONU, que examina los desastres ocurridos en el país en la segunda mitad del 2017, Hanny Megally, reconocida comisionada, describió la guerra en Siria como un conflicto marcado por el total desprecio de las reglas que el mundo valida para las guerras.
Entre otras cosas, a Moscú se le acusa por un bombardeo sobre un mercado de Atarib en el que se emplearon armas no guiadas. Ocurrió en la provincia de Idlib y dejó un saldo de 84 muertos en noviembre último.
Washington, por su parte, resulta acreedor de las culpas por acabar con la vida de 150 refugiados de una escuela de Raqqa, lo cual se agrava si se recuerda que Washington apenas reconoció una cifra cinco veces menor de "terroristas" del Estado Islámico.
El gobierno sirio de Asad, fue condenado por la ONU tomando en cuenta su empleo de las prohibidas armas químicas.
Así, Oriente Medio y en particular Siria -y otras tierras como las que corresponden a Palestina y cada vez más ocupa Israel-, resultan el blanco de las miserias humanas y se pierden, aun antes de llegar al mundo, numerosas vidas.
