La historia de nunca acabar
Las muertes de los inmigrantes que intentan llegar a España por mar crecieron un 150% a principios de 2018. Entre enero y marzo, 120 personas perdieron la vida en el cruce del Mediterráneo occidental, en busca de una vida mejor, mientras los gobiernos occidentales le dan la espalda a esta cruda realidad, diaria.
Cada vez más inmigrantes norafricanos, o árabes, cruzan el Mediterráneo en un intento por llegar a España, o a cualquier pedacito de Europa, que los acerque a sus sueños, o los aleje de sus pesadillas. En los primeros tres meses del año hubo 3.345 inmigrantes que llegaron por mar, un 38% más que en el mismo período en 2017, según un informe de la Organización Internacional para las Migraciones, una agencia de la ONU. También ha habido un aumento en el número de hombres, mujeres y niños que mueren en el camino: hubo 120 muertes a lo largo de la ruta del Mediterráneo occidental en el primer trimestre del año, un aumento del 150% con respecto al mismo período del año pasado. Cruzar el Mediterráneo se ha vuelto cada vez más mortal, aunque siempre lo ha sido, solo que este año, las personas se han visto más forzadas, con el recrudecimiento de los conflictos armados, étnicos, y de otras índoles económicas. La Comisión de Ayuda a Refugiados sin fines de lucro (CEAR, por sus siglas en inglés), dijo que las llegadas casi se han duplicado hasta ahora en 2018, mientras que las muertes "casi se han triplicado". Una realidad muy dolorosa, a la que muchos le dan la espalda.
Los puntos de partida más comunes a lo largo de la ruta del Mediterráneo occidental son Argelia y Marruecos. A lo largo de 2017, hubo 22,103 llegadas a España, lo que representa el 13% de todas las llegadas de inmigrantes a través del Mediterráneo (las otras rutas principales son a Italia y Grecia). Aunque Italia sigue registrando los números de llegada más altos, 6.894 al 8 de abril, esta cifra representa una disminución del 73% respecto del año pasado, lo que refleja el acuerdo firmado entre las autoridades italianas y libias para frenar las salidas de embarcaciones de inmigrantes. Mientras tanto, Grecia ha experimentado un nuevo aumento en las llegadas después de una caída temporal a raíz de un acuerdo entre la UE y Turquía para limitar los flujos migratorios. Los gobiernos europeos están aplicando "políticas equivocadas" que se centran en "externalizar las fronteras" y que las autoridades no quieren "resolver el problema y respetar los derechos humanos". En el Mediterráneo central, las actividades de rescate de organizaciones sin fines de lucro se han reducido drásticamente: los barcos de rescate han bajado de 13 a uno. Algo temerosamente complicado, y que deja sin respaldo a quienes se lanzan al mar en busca de una salida, de una nueva vida.
