Millonario de la noche a la mañana
Un camarero sevillano de la ciudad de Utrera podrá cobrar una millonaria herencia que mejorará indudablemente su calidad de vida y la de su familia. Tras un largo y costoso juicio que duró unos cinco años, debatiendo la pertenencia de la herencia, el camarero de sesenta años, logró demostrar que es hijo de un fallecido y millonario empresario.
De acuerdo a lo informado por la Cadena SER, el camarero cobrará una herencia de más de dos millones de euros (2.5 millones de dólares). Fernando Osuna, el abogado del beneficiario, explica que su cliente nace de la relación que mantuvo el empresario, quien falleció en el 2001 y la chica que trabaja en casa realizando ciertas tareas domésticas. Aunque el hombre no fue reconocido legalmente por el fallecido, ni tampoco lo mencionó en el testamento, el Tribunal Supremo de España tomo la decisión a favor del demandante, que mantuvo un largo juicio de cinco años con sus hermanos, en la pelea por esta cuantiosa herencia.
En la comparecencia, celebrada en la Audiencia Provincial de Sevilla, el juez ha rechazado el recurso presentado por los hijos ‘legítimos’ del fallecido millonario, para reconocer el hecho de que el cliente de Osuna era también hijo del empresario. El abogado aseguró a EFE que los familiares del fallecido exhumaron el cadáver y destruyeron sus restos óseos con el objetivo de evitar una futura prueba de ADN y obstaculizar las comprobaciones de compatibilidad entre el empresario y su hijo no reconocido. Sus medios hermanos, tampoco se presentaron en el Instituto de Toxicología de Sevilla para comparar sus ADN con el del demandante.
La sentencia estipula que de acuerdo a la relación de la madre del hombre con el millonario fallecido, era conocida por los vecinos de la zona, que en más de una ocasión vieron a la chica cuando estaba embarazada. Igualmente se tomó en consideración el parecido físico entre el demandante y los hijos ‘legítimos’ del fallecido, quienes además de compartir la herencia, tendrán que pagar también, como parte de la sentencia los costos del proceso judicial, que duró más de cinco años y asciende a una cifra de unos nueve mil euros aproximadamente (11 120 dólares).
