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lunes, 7 de mayo de 2018

Secretos presidenciales de Pamela Anderson

Por Amaia

Pamela Anderson, la actriz canadiense, de 50 años de edad, quien alcanzó la fama por sus portadas de Playboy y su personaje en la serie Baywatch (Los vigilantes de la playa), ha puntualizado en Hollywood Reporter cómo ha ampliado su desarrollado vínculo de contactos que le proporcionan claridad en la política y la separan de las pantallas, lo mismo ocurre con sus encuentros con, entre otros, Donald Trump, Vladimir Putin o Julian Assange, a quien visita con frecuencia en la Embajada de Ecuador en Londres. Anderson afirma que ha sido acogida en diferentes ocasiones en el Kremlin, declara que fue contratada por 500 dólares diarios para un aniversario del vigente ocupante de la Casa Blanca y especifica sus conversaciones con Assange: "Conversamos de un todo un poco (...) no se trata únicamente de política".

El enlace de Assange, con quien Anderson ha indicado en el pasado que hubo un romance, es recalcada en el reportaje, donde se triangula el misterio que presume la figura de la actriz en el centro de la línea donde concuerdan el creador de Wikileaks (la web que colocó los e-mail robados a los demócratas que logró favorecer a la elección del presidente Trump), el gobernante ruso (cuyo gobierno es destacado en la conocida trama rusa y como un causante internacional de fake news o bulos) y el mismo Trump (investigado por su presumida complicidad en la trama rusa).

Anderson certifica que conoció "hace varios años" a Assange, cuando ambos fueron presentados por Vivienne Westwood, la diseñadora. La actriz se rehúsa concretar cuál es su relación existente entre los dos. "Conversamos de todo... Conversamos de la Biblia, sobre lo que está pasando con mis hijos, lo que está aconteciendo con su familia. No se trata únicamente de política, sin embargo, tomo numerosas notas y la investigación que me proporciona es angustiosa".

La exvigilante de la playa, que afirma que hace varios días se le denegó el acceso a la Embajada de Ecuador, refiere así el aislamiento de Assange: "Vive alejado de todo. La luminaria en la embajada y la calidad del aire son espantosas, porque no logra dejar abiertas las ventanas y no recibe la luz del Sol. Los presos tienen permitido salir pero él no. Acostumbro llevarle comida vegana, pero él es de los que comen poco. El día que le impidieron la entrada a Internet conversamos por teléfono. Pero actualmente, nada". Anderson sale hoy en día con Adil Rami, el protector francés del Olympique de Marsella, de 32 años de edad, con quien reside desde hace más de un año en la antedicha ciudad francesa.

Ella continúa considerando a Assange inocente de todo y opina que todo es una mentira, que Wikileaks se hubiese puesto de acuerdo con Rusia para informar de sus correos electrónicos que lesionaron la carrera presidencial de Hillary Clinton frente al presidente Trump. "¡Lo han difamado erradamente de un sinnúmero de cosas!", expresa. Pero, ¿por qué? "Porque ha arruinado a personas importantes y muy poderosas, y en estos momentos lo conservan al margen e inactivo", objeta.

La parte del mandatario norteamericano lo vivió Anderson cuando era playmate. Así define su primer tropiezo: "Opino que fue en uno de sus celebraciones. Me llamar para trabajar allí. Nos pagan a todos 500 dólares diarios. Él permanecía con su esposa, aunque no me acuerdo cuál de ellas era... No fue nada personal". Dice que no comulga políticamente con el presidente de Estados Unidos.

¿Y Vladimir Putin? Pues alega que comenzó a compenetrarse con él después de remitirle una carta en el año 2015 en la que le solicitaba que imposibilitase la marcha de un ballenero por aguas rusas, pero que desde entonces ha frecuentado en distintas ocasiones el Kremlin y que inclusive el gobernante ruso la invitó a su celebración de toma de posesión para que fuera ella quien le otorgase un ramo de flores.