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sábado, 30 de junio de 2018

Increíble pero cierto: Alemania, una selección del montón

Por Leo

Un viejo proverbio reza que no van lejos los de adelante si los de atrás van bien. La frase parece manida pero bien se puede aplicar a lo que le sucedió a Alemania, campeón del Mundial de Fútbol de Brasil 2014 y que ahora tendrá que contentarse con disfrutar de los partidos del presente Rusia 2018 desde la sala de su casa.

Nadie, o mejor, nadie en su sano juicio habría descartado a la selección teutona antes de que comenzara el Mundial, de hecho, todos los conteos, los estadistas, los especialistas y los fanáticos del deporte rey lo contaban entre los favoritos para levantar la Copa. De haber sido esto cierto, hubiera sido la segunda vez consecutiva que ese país lo logra, y hubiera alcanzado a Brasil en la cantidad de títulos mundiales de que dispone para convertirse en los máximos, con cinco.

Pero los sueños, sueños son, y una selección que cometió muchos errores pequeños, no demostró nada en sus salidas al terreno. Jugadores de alto perfil y calibre estaban dando lo mejor de sí, nadie lo duda, pero no estaban dando su mejor fútbol.

Ya antes de que sonara el primer silbatazo, contra la selección de México, Joachim Löw, el director técnico de la selección alemana, manifestó que de no aplicar las cosas bien, sería muy difícil conquistar la preciada victoria en el torneo. Según dijo entonces, la escuadra tenía puntos fuertes y era un rival incómodo y al que todos respetaban. Pero añadió que “si cometen muchos errores los muchachos, simplemente seremos una selección del montón”.

Seguramente Löw se refería a las últimas presentaciones de “la maquinaria teutona” (como también se le conoce al conjunto alemán), en las que no solo no lució bien, sino que en cuatro partidos amistosos, solo logró una victoria. Incluso Austria venció al once alemán que se preparaba de cara al Mundial de Rusia.

Mucho se esperó de los jóvenes Timo Werner, Julian Brandt, Jo Kimmich o Leon Goretzka, y ciertamente jugaron partidos vistosos, pero eso no fue suficiente, y de hecho, ninguno de ellos marcó en las tres apariciones de Alemania, que nunca estuvo arriba en el marcador, y que el único juego que ganó, lo hizo en el último minuto por un estelar disparo de tiro libre del galáctico Toni Kroos, titular del club español Real Madrid, y que sí demostró por qué jugaba en la que muchos llaman la mejor liga del mundo, y en ese equipo en particular.

Alemania había hecho mucha historia en el fútbol. Baste decir que esa selección fue la primera europea en ser campeona en suelo sudamericano, tiene el récord de goles marcados a los rivales en mundiales, también, entre otras cosas, dispone del doblete más rápido en la historia de los mundiales, con dos goles en 69 segundos y es considerado el equipo más estable históricamente en esa competición. Y esta vez, también hizo historia, pues quedó eliminada en fase de grupos, algo que no le sucedía al equipo desde 1938.

Las llamadas maldiciones

Para seguir a tono con la historia, varias son las curiosidades que rodean la eliminación de Alemania en esta fase. En primer lugar, llama la atención la llamada “maldición del campeón”, referida al hecho de que en los últimos mundiales, quien es campeón defensor, siempre queda eliminado en la fase inicial. Así le pasó a Italia, campeona en 2006 y eliminada en 2010, lo mismo a España, que se alzó con el título en 2010 y luego quedó a principios en 2014. Y por último, quien nos ocupa, Alemania, que fue campeona en Brasil, y que ahora, se despidió en la fase de grupos, con una sola victoria, y dos derrotas, la primera contra México y la otra, aunque increíble, contra Corea del Sur.

A Alemania la rodea otro espectro, si de maldiciones se trata en este Mundial. Hace casi un mes circula en las redes sociales un meme que ilustra una interesante realidad histórica: los alemanes nunca han vencido en suelo ruso. Y esa historia todos la conocemos, porque los libros nos recuerdan qué pasó con Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, y si bien la situación y el contexto son otros, lo cierto es que de nuevo se cumplió.

Los fanáticos alemanes deberán esperar nada más y nada menos que cuatro años para ver de nuevo a su equipo disputar un Mundial, lo cual es ciertamente triste, dado que un campeonato de este nivel siempre queda “mejor” cuando los grandes equipos juegan. A lo que hay que sumar, que este es el Mundial de las sorpresas, y que pocos son los que en la actualidad se atreven a continuar pronosticando algún campeón. Tras los resultados de los partidos, ha quedado bien claro que lo único que se puede hacer, es mirar, y esperar.