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martes, 31 de julio de 2018

¿Tenemos dos cerebros?

Por Aisha

Pues sí. No es una broma pues las evidencias científicas lo respaldan. Tenemos el primer cerebro, ubicado en la cabeza, y el segundo, recientemente identificado, se localiza al final del tracto digestivo. En realidad, si vamos a ser precisos, en el estómago existen alrededor de 100 millones de neuronas, muchas más de las que contiene la columna vertebral

Este segundo “órgano pensante” tiene un sistema neuronal como el primero, y con esto se garantiza la regulación de manera autónoma de las contracciones musculares necesarias para expulsar las heces fecales. Así fue comprobado por investigadores de Australia en un estudio publicado en The Journal of Neuroscience.

Fue asombroso el resultado del estudio para los científicos. Analizaron con detenimiento los movimientos intestinales y se percataron de que dependen de una intrincada red de millones de neuronas del sistema nervioso entérico. Se registraron los impulsos eléctricos en el músculo liso de algunos ratones de laboratorio y con la ayuda de imágenes neuronales de alta resolución y electrodos constataron que las células cerebrales disparan su señal con ritmo y sincronía, logrando una regulación eficaz de la actividad del colon.

Realmente se registro un patrón neuronal desconocido hasta ahora, afirman los estudiosos, quienes ademas afirman que este sistema de neuronas puede considerarse en estos momentos el primer cerebro del ser humano, siguiendo las pautas de la evolución. Los estudios aseveran que esta red neuronal se desarrolló con anterioridad al sistema nervioso central.

Estos resultados son muy valiosos en la actualidad porque permiten comprender mejor los patrones motrices disfuncionales de carácter neurogénico en el colon.

Cuando comemos, el contenido llega al estómago y provoca que se liberen al torrente sanguíneo numerosas hormonas como el péptido GLP1, que disminuye los niveles de glucosa en sangre y favorece la contracción del estómago. También está la coleocistoquinina (CCK), que reprime el apetito cuando detecta grasas o proteínas en los alimentos, la bombesina, que reduce la ingesta o la grelina, también conocida como “hormona del hambre”.

La grelina, en particular, reduce el gasto energético, y favorece la formación de nuevos acúmulos de grasa como la ganancia de peso. Ademas, según revelan recientes investigaciones, se activa el hipocampo, que es una región cerebral relacionada con el aprendizaje y la memoria.