Enviar por email

tu nombre: email destino: mensaje:
Nombre de Usuario: Email: Contraseña: Confirmar Contraseña:
Entra con
Confirmando registro ...

Edita tu perfil:

Usuario:
País: Población: Provincia:
Género: Cumpleaños:
Email: Web:
Como te describes:
Contraseña: Nueva contraseña: Repite contraseña:

sábado, 4 de agosto de 2018

Mucha agua y poco alimento: la influencia del calor

Por Elizabeth Almeida

"Los requerimientos basales no varían , son propios de cada persona en función de sus características particulares, edad, sexo, peso y altura. Cuando la temperatura es fría, el cuerpo destina una parte importante de lo que se ingiere para regular la temperatura, por ello en invierno se consumen determinados alimentos que son más fuente de energía como las legumbres o los guisos, explica Elena Pérez Montero, nutricionista del Hospital Quirón Salud Madrid.

Con el intenso calor del verano nuestro cuerpo requiere menos cantidad de energía. Si bien es cierto que el organismo continúa regulando eficientemente la temperatura corporal, el gasto energético se reduce bastante y, por tanto, la demanda de alimentos también disminuye.

Además si añadimos que con el calor se nos hacen menos sugerentes actividades como el deporte y el ejercicio, en la temporada de verano no tendremos entonces que aumentar en aporte extra de energía, porque no la vamos a necesitar, según afirma la especialista. Por otro lado, en cuanto al hecho del procesamiento de los alimentos si una persona está acalorada va a tratar de evitar a toda costa una digestión pesada, según señala Julián Álvarez, especialista en medicina deportiva, nutricionista y miembro del Consejo Asesor de Herbalife Nutrition.

Aunque cualquier persona puede padecer en estos meses de intenso calor la falta de apetito, los niños y las personas mayores son los grupos en los que más influye esta variación en el hambre. Si no se está tomando ninguna medicación o se sufre de determinada enfermedad, la subida de las temperaturas será una de las razones más frecuentes para ello.

La ingesta de una gran cantidad de líquidos y mantener una buena hidratación es una clave fundamental durante los meses de verano. El cuerpo humano está compuesto en casi tres cuartas partes por agua, elemento que participa activamente en los procesos de digestión, la regulación de la temperatura, posibilita el transporte de nutrientes, etc. Con la llegada del intenso calor, la sudoración es mucho más elevada y por ello la pérdida de agua es mayor.

Para evitar la deshidratación, según resaltan los nutricionistas, se debe tomar una cantidad suficiente de líquidos, bebiendo de forma regular y no limitarlo a solamente cuando se tiene sed. Se recomienda consumir entre 25-35 ml por kg de peso y día. Si hace mucho calor o sequedad ambiental o se practica cualquier deporte, se aconseja prestar especial atención al agua y aumentar considerablemente su ingesta. Además, nuestro cuerpo con el calor necesita mayor cantidad de agua para hacer los procesos normales como la digestión, mantener perfecta la temperatura corporal y una correcta oxigenación de la piel.