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viernes, 7 de septiembre de 2018

Las compañías se apiadan de los viajeros

Por G_nkerbell

El número de vuelos y conexiones aéreas ha aumentado de manera exponencial en las últimas décadas. De manera paralela, los retrasos y las cancelaciones se encuentran tambien a la orden del día, sobre todo en los periodos punta, como son las vacaciones de verano, Navidad o Semana Santa. Y en algunos lugares como Baleares, donde el barco y el avión son los únicos medios de transporte para salir de las Islas, el asunto se complica todavía más.

Hasta hace poco tiempo las reclamaciones por estos conceptos eran casi inexistentes, pero la legislación se ha endurecido y contempla sanciones importantes para las compañías que cancelan operaciones sin aviso previo o que sufren graves retrasos. Los usuarios ya lo conocen y cada vez son más aquellos que se lanzan a interponer demandas para acabar con esta especie de impunidad. Y los tribunales les están otorgando la razón.

Un juzgado de Mallorca acaba de condenar a la compañia Vueling a indemnizar a un pasajero por daños morales tras la cancelación de un vuelo, algo que era casi impensable hace apenas unos años. En concreto, el titular del Juzgado de lo Mercantil número 2 de Palma, Víctor Manuel Casaleiro, emitio una llamativa sentencia en la que insta a la aerolínea a abonar la cifra de 579 euros a un mallorquín al que suprimió su conexión sin previo aviso. Sin embargo, la novedad no radica en la compensación, que aumentan por momentos, sino en el hecho de que obliga a la aerolínea a correr con los gastos derivados de los daños que sufrió el pasajero al trastocarse todas sus previsiones de viaje y no poder acudir a la operación oncológica de un familiar de primer grado.

El titular del juzgado considera bastante probado que el afectado se perdió la intervención quirúrgica de su hermano por culpa de la repentina cancelación del vuelo y condena a la aerolínea a pagarle la cifra estipulada. La suma se compone de los siguientes conceptos: 250 euros que marca la ley por las cancelaciones sin previo aviso, 10 euros por los gastos de comida, 119 euros por el alquiler de un vehículo para poder desplazarse hasta la clínica y otros 200 euros más por todos los daños morales.

La ruta era Palma-Bilbao vía Barcelona y el perjudicado llegó a su destino final unas ocho horas después y no supo de la cancelación de su vuelo hasta que llegó a la Ciudad Condal, lo que le dejó varado en la capital catalana durante varias horas sin posibilidad de reemprender la marcha. En la demanda, el afectado explica con detalles cómo la aerolínea se negó en redondo a indemnizarle, por lo que se vio obligado a recurrir a la justicia.