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sábado, 27 de mayo de 2017

¡El mundo le da la espalda al sexo!

Por ReyKewelta

Pese a lo que muchos pudieran pensar, las personas tienen cada vez menos sexo. ¿Conoces las causas?

La actividad sexual es algo inherente al ser humano. Desde los inicios de nuestra raza el propio instinto de conservación nos llevó a desarrollar dicha práctica, al punto de ser considerada por muchos como una necesidad fisiológica. Sin embargo, las últimas encuestas y estudios realizados en distintos países del mundo muestran resultados alarmantes.

Generalmente la práctica del sexo es entendida como una actividad sana que reporta innumerables beneficios. Entre los anteriores cuentan la reducción del estrés, mejora de la circulación sanguínea, ejercita un gran número de músculos, evita los infartos y contribuye al buen estado de la presión arterial. Además, mejora el humor y contribuye al equilibrio hormonal del cuerpo. Pero, al parecer, tales beneficios han quedado olvidados por la sociedad.

A pesar de vivir en sociedades más abiertas y tolerantes que la mayoría de hace veinte años respecto a temas sexuales, la práctica sexual ha caído en crisis. Actualmente, el sexo prematrimonial es normal; como promedio se comienza la vida sexual a edades más tempranas; la poligamia es aceptada y cada vez más común; las relaciones homosexuales o bisexuales van en aumento, al igual que prácticas como el intercambio de parejas, los tríos o el sexo colectivo. Lo anterior hace pensar que el sexo se está entronizando cada vez más, pero la tendencia apunta a todo lo contrario.

Estudios realizados recientemente sobre el tema corroboran la preocupación ya manifestada. Según, Jean Twenge, Ryne Sherman y Brooke Wells (investigadores norteamericanos), quienes expusieron su investigación en la revista de sexología Archives of Sexual Behavior, los estadounidenses, como media, practican nueve veces menos sexo a principios de la década de 2010 que a finales de los noventa. Las estadísticas reflejan una reducción del 15% en la actividad sexual (reducción de 62 a 53 veces por año).

Como muestra de la globalización del fenómeno, existen investigaciones en países como Reino Unido, Japón y Australia. En el primero, se registra una caída drástica. En el 2000 se practicaba sexo entre aproximadamente 6.3 veces por mes, en tanto un último estudio refleja un promedio inferior a 5 veces por mes. En el segundo caso (a pesar de no ser Japón un país muy abierto respecto al tema), los estudios apuntan que el 46% de las mujeres y el 25% de los hombres, entre 16 y 25 años, “desprecian” el contacto sexual y gran parte de la población veinteañera y treintañera lo considera “molesto”. En concordancia con las tendencias, los australianos heterosexuales practican sexo 1.4 veces por semana, lo cual significa una reducción de 0.4 veces con respecto a 2004.

Así, lo segundo más alarmante es que en los sectores jóvenes de la población es donde más afecta el problema. Es decir, los millennials (personas nacidas entre los años 1980 y 2000) tienen menos encuentros sexuales que los jóvenes de la Generación X (1960-1984) y los del Baby Boom (1946-1965).

Las causas son variadas. Las dos más mencionadas por los especialistas son: el desarrollo de la pornografía y de las redes sociales. Es cierto que la pornografía proporciona un disfrute individual que de cierta forma disminuye las relaciones sexuales tradicionales. Además, según especialistas, el abuso de esta va en aumento a nivel mundial y dicha práctica ha demostrado provocar trastornos sexuales serios como disfunción o pérdida de la libido. Por otro lado, las redes sociales son un instrumento de distracción que disminuye el contacto persona a persona y de igual forma, su uso excesivo provoca trastornos psíquicos como el aislamiento.

Sin embargo, estas dos razones no parecen convincentes. En el caso de la pornografía (en dosis adecuadas), también se le reconoce que estimula la actividad sexual y la libido. En tanto, en las redes sociales se desarrollan aplicaciones como Grindr o Tinder, las cuales estimulan las citas y propician un aumento en la cantidad y variedad en las relaciones sexuales.

Las verdaderas causas del fenómeno están en el nuevo estilo de vida. Actualmente, muchas personas trabajan más de 45 horas a la semana, lo cual genera altos niveles de estrés y cansancio al final de cada jornada. Lo mismo se puede decir de la inseguridad sobre el empleo y el aumento del costo de la vida. Esto, sumado al estilo de vida agitado que todos llevamos, hace que síndromes depresivos y de ansiedad sean más frecuentes. Además, somos testigos de la destrucción de los espacios comunes, así como el tiempo para su disfrute. Todo esto, atenta con mucha más fuerza que el porno o el Facebook contra la salud y el pleno desarrollo sexual.

Solamente queda reflexionar y replantearse una solución personal a tal dilema, con el objetivo de no contar con estadísticas tan desilusionantes. El disfrute sexual es un derecho de toda persona. Además, recordemos que somos los únicos encargados de mantener nuestra especie.