Prohíben los 'spinners' en las escuelas.
El juguete que causó gran furor en centros escolares de todo el mundo se encuentra en tela de juicio.
Lo que comenzó siendo una opción para que los niños no se estresaran en clases terminó siendo una de las modas más seguidas en todo el mundo que lejos de llevar la paz a los salones de clase se convirtió en una distracción sobre la que cientos de educadores se quejan en redes sociales. Los llamados 'fidget spinner' no son más que un rodamiento central del que se derivan pequeños brazos con contrapesos que también giran.
Los venden en gran diversidad de tamaños, colores y formas que van desde los hechos con plástico y metal a diseños inspirados en personajes animados con luces led y otros aditamentos. A pesar de sus múltiples formas, su función básica es calmar los nervios y los problemas de concentración en los niños en las aulas y en casa alejándolos de los juegos y dispositivos electrónicos.
Pudiera parecer entonces que este inofensivo juguete de moda es de gran ayuda para las escuelas y los padres aunque la realidad nos muestra un escenario un tanto diferente. Cientos de profesores se han pronunciado en las redes sociales contra la tendencia de los spinner y sus protestas se han hecho virales. Uno de los casos más conocidos es el del maestro de primaria Víctor Conrado, quien publicó en Facebook lo difícil que le resultaba dar clase por culpa del spinner, y su carta se hizo viral.
En varios centros educacionales se ha tomado como medida que no se puedan sacar de la mochila pues los niños no quitaban los ojos del juguete o miraban el de su compañero y esto afectaba grandemente el proceso educativo. Muchos profesores estadounidenses también han expresado su hartazgo en Twitter y algunos solo los toleran a pedido especial de los padres o cuando se revela la necesidad, como es el caso a veces con niños que tienen problemas de atención, hiperactividad o ciertas formas de autismo. Otras escuelas en Estados Unidos, Francia o Inglaterra los han prohibido, inclusive durante el recreo.
Por otra parte, varios psiquiatras han declarado que no esta demostrado que este tipo de artefactos tenga propiedades terapéuticas y que contrario a lo que se piensa es perjudicial que los padres dejen de buscar atención médica solo porque sus hijos tienen un spinner en casa. El déficit de atención y la hiperactividad son trastornos en el neurodesarrollo de los niños, que deben tratarse con un especialista y siguiendo programas adecuados de psicoeducación.
Durante mucho tiempo se han buscado alternativas para mejorar el aprendizaje y la concentración de los pequeños que así lo necesiten y, desde las pelotas de goma para apretar o los almohadones antiestrés, las escuelas han tratado de introducir estas comodidades como parte de sus rutinas. Este juguete en específico lo inventó en 1993 la estadounidense Catherine Hettinger, que simplemente quería encontrar una forma de entretener a su hija. Patentó su idea en 1997 pero pocos años después perdió la patente al no poder pagar la renovación de la misma. Actualmente muchos estudiantes, incluso universitarios, están recurriendo a ellos para calmar el estrés y las grandes tiendas están teniendo problemas de stock debido a la alta demanda. Según cifras publicadas en el New York Post, un distribuidor ya ha vendido en Estados Unidos más de 20 millones de unidades, y reconocía que las grandes cadenas comerciales del país estaban dispuestos a pagar más por traer más unidades en envío urgente vía avión.
Las redes sociales y el internet se han convertido en propiciadores de la amplia popularidad que gozan los spinners pues existen cientos de vídeos en Youtube, Facebook y Twitter de los curiosos trucos que se pueden realizar con estos artefactos y que van desde hacerlo girar sobre otro spinner hasta ponerlo encima de nuestra nariz. Es natural entonces que los spinners hayan caído en el centro de la controversia y la polémica: ¿amigos o enemigos?
