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sábado, 17 de junio de 2017

Abanicos de papel contra el calor en las aulas madrileñas

Por JoseGabriel

Una original iniciativa tuvo este miércoles el consejero de Educación de la Comunidad de Madrid, Jesús Sánchez Martos, para combatir el calor asfixiante que impera por estos días en las aulas de muchísimos centros de enseñanza de la capital y otras regiones del país. Interpelado por los sindicatos, que han demandado medidas para sobrellevar la ola de calor en las escuelas y paliar sus efectos, el funcionario hizo honor al nombre de su cargo y “aconsejó” a los estudiantes coger una hoja de papel, doblarla varias veces y hacer un abanico. Lógicamente, la interesante solución brindada por el consejero no ha pasado desapercibida.

Además de ridícula e irónica, algunos la tachan de indolente, dado el hecho de que alumnos de varios colegios de Madrid sufrieron en la mañana del miércoles episodios de vómitos, golpes de calor y una lipotimia como consecuencia de las elevadas y agobiantes temperaturas. Según el funcionario, a pesar de que las temperaturas en la comunidad han llegado a los 35 grados, nada induce a creer “que haya ningún tipo de problema”. “Se pueden ventilar las aulas, los niños pueden llevar abanicos y tener mucha hidratación en el aula siempre”, subrayó, al tiempo que desaconsejó el aire acondicionado en las aulas porque puede irritar los ojos y provocar catarros.

Cierto es que antes las continuas olas de calor el aire acondicionado no puede ser siempre la primera solución a contemplar. Como altos consumidores energéticos, el despliegue de estos equipos en todas las aulas de Madrid y España, y su empleo indiscriminado, conllevaría a gastos que la educación pública, corta de presupuesto para encarar sus necesidades, no puede permitirse. Sin embargo, de ahí a que un funcionario de Gobierno recomiende que los niños lleven abanicos a la escuela o se los hagan ellos mismos de papel, va un buen trecho. Como solución momentánea y frecuente en la vida cotidiana vale, pero no como la súper solución que viene de las esferas que, precisamente, pueden decidir y tomar acciones para aliviar la situación. No obstante, Sánchez Martos, el funcionario abanico, no pensó en nada de esto antes de dar su respuesta a los sindicatos y otros elementos sociales que se quejan por el asunto y sus consecuencias.

Cual todo un pedagogo, profundizó en su iniciativa y argumentó que además de solucionar los calores, el abanico puede consolidarse como “una terapia ocupacional muy importante para los niños”. “Haciéndolo como lo hacíamos cuando éramos pequeños, dobla, dobla y tienes el abanico”, declaró, para luego remarcar nuevamente que “no todo lo soluciona el aire acondicionado”. Nada, al consejero parece que el calor también lo ha trastocado, o no, porque seguro en su oficina sí que hay climatización, y de la buena, la que realmente se siente y hace que no nos quejemos del calor.