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domingo, 9 de julio de 2017

El saqueo cultural es impermisible

Por DesdeCuba

Entre las regiones más ricas desde el punto de vista arqueológico se encuentra el Medio Oriente, lugar donde se tuvieron sede importantísimos reinos de la historia universal. Precisamente por eso, es que el patrimonio cultural de la región debe ser conservado y respetado, para lo cual la cooperación de la comunidad internacional en su conjunto es vital. Más aun cuando la región se encuentra sumida en guerras que dificultan el control interno. Por lo tanto una segunda línea de contención fuerte debe existir en los países receptores se los patrimonios robados y vendidos de forma ilegal en el mercado negro.

El patrimonio cultural y arqueológico de cada nación es algo invaluable, aun cuando en muchos reportes se especifiquen los valores monetarios de estos. Para España, sus castillos medievales; para Reino Unido, Stonehenge; para Egipto, sus pirámides; para muchos otros sus reservas naturales y de continuar, la lista sería interminable. Pero hay personas que se dedican al tráfico de objetos (o partes) que conforman este patrimonio con el objetivo de obtener ganancias personales. Para nadie es un secreto que los precios en el mercado negro de estos artículos son altísimos, pues los mismos son coleccionados por personas muy ricas que viven fuera de los países de origen generalmente. De la misma forma, se ha dado el caso de algunos museos o instituciones investigadoras gubernamentales que han comprado piezas de contrabando, ya sean con conocimiento o no del origen. Recientemente, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos ha impuesto una sanción a una institución privada por estos delitos.

El nuevo caso de comercio ilícito de antigüedades es responsabilidad de la compañía norteamericana Hobby Lobby Inc. La misma es una sociedad con fines de lucro que se dedica a la comercialización de antigüedades, para lo que cuanta con más de 600 tiendas a lo largo de todo el país. En esta oportunidad le fue impuesta una multa de 3 millones de dólares y la obligación de devolver a Iraq más de 5.500 piezas arqueológicas patrimonio de la nación del Medio Oriente, así como rendir informes cuatrimestrales al Departamento de Justicia que atestigüen que la compañía no ha adquirido ningún artículo de valor cultural. Según el Departamento de Justicia, la compañía tenía habría mentido a los servicios de aduanas norteamericanas a la hora de declarar sobre el contenido de un grupo de embarques en los que venían las piezas. En los informes falsificados los cargamentos eran declarados como ladrillos de cerámica o arcilla. Además, los lugares de origen de las cargas fueron falsificados para parecer menos sospechosos.

Las piezas entraron a los estados Unidos provenientes de Emiratos Árabes Unidos (EAU) e Israel, luego de que Steve Green, presidente de la compañía viajase a EAU y comprobase los artículos, por los cuales pagó un total de 1.6 millones de dólares. La compra se efectuó a pesar de las alertas de un asesor legal de la compañía sobre el origen dudoso de los artículos. Igualmente, vale aclarar que no es la primera vez que la empresa se ve involucrada en actos similares.

El caso es que este es solo un ejemplo del daño que hacen los contrabandistas al patrimonio de las naciones. Es denigrante ver como algunas empresas se prestan a realizar estas compras ilegales a sabiendas de lo que representan para una nación. El afán por el lucro y la ambición son algunos de las causa de tales prácticas.

Otro aspecto mucho más importante que el anterior son las guerras. El Medio Oriente es una región milenaria y es la cuna de las civilizaciones occidentales, por tanto cada palmo de tierra contiene siglos de historia. Con las guerras no se crea un caos que propicia el contrabando y el robo de las reliquias más valiosas de la zona o peor aún su destrucción. Por tanto, es necesario detener estas conflagraciones que amenazan con destruir las pruebas históricas de siglos de esplendor de las especie humana. Además, la necesidad de aumentar las regulaciones y de mejorar las técnicas aduaneras de control se impone como segunda línea de defensa del patrimonio de otras naciones.